Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Los infartos de miocardio cobran más de 17 millones de vidas al año, estimándose que la cifra ascenderá a 23 millones para el año 2030, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, hay dos grandes variables modificables que colaboran para disminuir esta alta prevalencia de enfermedades cardiovasculares y su mortalidad. Por un lado, la prevención ligada a cambios en el estilo de vida y los chequeos médicos preventivos; por otro, la posibilidad de la reanimación frente a un evento de muerte súbita, que hoy –sancionado por ley nacional– otorga tener desfibriladores y personal entrenado en todos los lugares públicos.
Diez consejos para cuidar el corazón
− Hacerse los chequeos periódicos
Tanto en la infancia como en la adultez resulta de buena práctica visitar al médico clínico y al cardiólogo para poder evaluar, entre otros parámetros, los niveles de presión arterial, el peso, el perfil de lípidos y la glucosa en sangre.
«El primer contacto con los especialistas representa una oportunidad única no solo por la posibilidad de detectar precozmente enfermedades cardiovasculares sino también por ser un excelente momento donde poder dar consejos saludables y así poder prevenirlas», explica Rattagan, médico cardiólogo intervencionista (M.N. 133.775) del Servicio de Hemodinamia del Hospital Posadas.
Por su parte, el bioingeniero Alfredo Ludueña, del Centro de Servicios Hospitalarios, detalla que «los estudios que suelen pedirse, si bien varían en cada paciente y según sus antecedentes, para analizar el estado del corazón, suelen ser electrocardiograma, el ecocardiograma, la prueba de esfuerzo y también, en casos más específicos, una tomografía computarizada del corazón e imágenes por resonancia magnética».
− Cuidar el perfil lipídico
El colesterol y los triglicéridos elevados facilitan el desarrollo de aterosclerosis, es decir, placas de ateromas que pueden obstruir las arterias de todo el cuerpo aumentando el riesgo cardiovascular.
Se recomienda la medición de dichos parámetros tanto en niños como en adultos, de manera sistemática, guiado por su médico. Además, es importante reducir el consumo de grasas saturadas, que están en las carnes rojas, en los quesos y en los lácteos enteros, y evitar los fiambres, los embutidos, algunos productos de panadería industrial y los ultra procesados y aumentar el consumo de frutas y verduras.
− Controlar la glucemia
El nivel de glucosa en sangre es otro de los datos que el médico solicitará para conocer el estado del corazón. Si está elevada, puede indicar la presencia de diabetes o prediabetes, que es un factor de riesgo cardiovascular importante y sobre el cual hay que tomar medidas.
− Evitar el sobrepeso
«El sobrepeso y la obesidad están teniendo valores casi epidémicos en Occidente y nuestro país no es ajeno a eso: afecta a más del 50 por ciento de la población según datos del Ministerio de Salud. Son importantes los buenos hábitos alimentarios y la actividad física diaria para el control del peso», alerta el doctor Rattagan.
− Controlar la presión arterial
Para el buen control de la presión, hay que disminuir la ingesta excesiva de sal, tener una adecuada hidratación, controlar el exceso de peso y realizar ejercicios aeróbicos. El estrés también es un factor a tener en cuenta a la hora de controlar la presión. En caso de que se diagnostique a tiempo, los médicos podrán dar el tratamiento adecuado para mantenerla en valores saludables.
− No al cigarrillo
«Es ya muy conocido el daño que produce fumar, hábito cuyo abandono disminuye las probabilidades de tener un infarto, un ACV, cáncer o enfermedades respiratorias. Es importante que las personas que tienen deseo de abandonarlo sepan que pueden acercarse al médico para lograrlo», explica el cardiólogo.
− Caminar o hacer deporte
El ejercicio físico ayuda a cuidar el corazón y las articulaciones, además de colaborar con la reducción del estrés. «Es importante realizar actividad física aeróbica (como caminar) y se sugieren 30 minutos por día al menos cinco días a la semana», dice Rattagan.
− Tener una alimentación saludable
«La buena alimentación implica reducir el exceso de sal y azúcar, las grasas animales, de alcohol, y sumar frutas, verduras, cereales, legumbres y aceite de oliva”, explica el Bioingeniero de Centro de Servicios Hospitalarios, Ludueña.
− Manejar el estrés
“No decimos evitar el estrés porque sabemos que en este mundo de hoy es imposible. Pero sí se pueden sumar meditaciones, yoga, hacer pausas activas en la jornada laboral y, por qué no, apelar a una terapia psicológica cuando uno se siente colapsado por situaciones familiares o laborales, ayuda mucho a la salud del corazón», explica Ludueña.
− Ir a urgencias ante un dolor en el pecho
«Un dolor en el centro del pecho, que puede estar o no irradiado al brazo asociado o a falta de aire, podría ser una señal de alerta en la que no hay que perder tiempo. Debe dirigirse a la guardia más cercana al lugar donde se encuentre o llamar al servicio de emergencias para ser evaluado», dice el Dr. Rattagan.
La capacitación y el buen uso del desfibrilador, salva vidas.
La nueva Ley número 27.159, cuyo objetivo es que cada espacio público disponga de desfibriladores externos automáticos (DEA), y la cantidad de personas que están aprendiendo técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) han logrado que las personas que sufren un paro cardiaco tengan más chances de sobrevivir.
«El desfibrilador es un dispositivo electrónico portátil con capacidad para diagnosticar fibrilación ventricular o taquicardia ventricular. Emite la señal de alerta para la aplicación de una descarga eléctrica que restablezca el ritmo cardíaco normal», explica Tomás Piqueras, CEO de Centros de Servicios Hospitalarios (CSH). Agrega: «Es importante promover la accesibilidad de toda la población a la resucitación cardiopulmonar y a la desfibrilación con estos equipos en espacios públicos y privados y concienciarlos sobre la importancia de los lugares cardioasistidos para incentivar la cadena de supervivencia».
Todo espacio cardioprotegido dará por manifiesto que posee desfibriladores externos automáticos y personal capacitado para usarlos. Cualquier individuo con una breve charla de una hora puede entender su funcionamiento y aplicación. Utilizar un DEA y hacer una reanimación cardiovascular efectiva salva vidas todos los días y nos puede tocar a cualquiera de nosotros.