Por razones conocidas, la incertidumbre es el denominador común en la mayoría de los destinos turísticos del país.
Del lado de los viajeros, esa incertidumbre compite a veces en desventaja con las ganas de vacacionar de quienes están en condiciones de hacerlo.
Un dato adicional para tener en cuenta, surgido de una encuesta reciente, es que casi la mitad de los trabajadores han acumulado muchos días de vacaciones correspondientes al año anterior.
En el sector turístico se mantiene la expectativa de un invierno razonablemente bueno, como se logró en el verano.
Por ejemplo, para el caso de Bariloche, Mendoza, Salta y Ushuaia se prevé un crecimiento del 11 por ciento comparado con el verano, claro que si se compara con las cifras de 2019 la caída es superior al 80 por ciento.
En nuestra ciudad
El secretario de Turismo comunal, Franco Gentili, se muestra satisfecho con la afluencia de gente, sobre todo este último fin de semana largo, y anota que la gente valora mucho disfrutar al aire libre.
En consonancia con la postura de sus pares de los ámbitos provincial y nacional, la idea que prima es no promocionar (por la pandemia) pero al mismo tiempo no poner trabas ni restricciones a la llegada de turistas.
Pocas reservas, precios bajos
Para saber de las expectativas locales recurrimos a Bárbara De Amonarraiz, referente muy representativa del sector de alquileres temporarios.
“En verdad, hay muy pocas reservas”, confiesa en principio y argumenta: “Probablemente la situación hace que las familias planifiquen menos y decidan sobre la marcha”.
Nos cuenta que recibe “no menos de cincuenta consultas diarias. Queda claro la necesidad del turista de escapar de lo cotidiano y desenchufarse de responsabilidades; aunque hay muchos que expresan su deseo de venir con su trabajo remoto”, nos comenta la líder del grupo de Facebook “Dueños Alquileres de Veraneo” y propietaria de Complejo Dunas Norte.
“Se nota que hay necesidad de mar, de playa, viento, libertad, de aire puro”.
“Convengamos que de todos los destinos turísticos de la Argentina este es el más barato”, afirma convencida.
Con relación a los precios, dice Bárbara que “en comparación con el verano el precio por noche es un 40 por ciento menor” y da un ejemplo: “un departamento en verano para cuatro personas rondaba 4.800/6.000 y ahora en invierno se puede alquilar por solo 3 mil pesos”.
Nos da otras precisiones: “Los semipisos frente al mar en edificios de categoría, que se comercializaban entre 15 mil y 18 mil pesos por noche, hoy cuestan 10 mil, 11 mil, con un mínimo de cinco noches de estadía”.
Para este caso, puntualiza: “Convengamos que todas estas propiedades tienen los impuestos más altos de la ciudad, igual que las expensas; tienen mucha superficie frontal vidriada, por lo que hay que tener en cuenta que eso implica más horas de servicio doméstico, productos de limpieza y de conservación y mucho consumo de gas ya que todos tienen caldera y radiadores”.
Conocedora del tema como pocos, Bárbara de Amonarraiz apunta: “El turista desea tener la ñata en el vidrio frente al mar, pero a veces el presupuesto no da, pretende dos noches, o tres a lo sumo, pero los costos no dan y por eso no todos los propietarios abren sus viviendas por menos de cinco noches”.
Completa: “Hay quienes se conforman y se retiran unos metros de la costa y en pleno centro para no mover el auto, otro gasto adicional a la hora de llenar el tanque”.
Cuadro de situación nacional
Especialistas en la materia aseguran que “los productos estrella para esta temporada son los paquetes, especialmente a la Patagonia, y los referidos a centros de ski, por la temporada”.
Otro producto estrella sigue siendo el alquiler de autos, ya sea adquirido por separado o en paquete.
Las empresas del sector coinciden en que la segunda quincena de julio concentra el interés de los viajeros, con un promedio de siete días de estadía. La mayoría, dicen, consulta por paquetes con flexibilidad y pago en cuotas.
Lo que por ahora está descartado son los viajes internacionales debido a las restricciones imperantes para los vuelos hacia y desde el exterior.
El boom de los vuelos a Miami, con el doble propósito de vacacionar y vacunarse, se ha frenado. Quienes habían contratado esperan poder reprogramar y en las búsquedas se impone la preferencia por tarifas flexibles que permiten cambios o cancelaciones.
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