Raúl Expósito y Enrique Millapi, técnicos del Club de Fútbol Esperanza, reflejan en sus rostros el orgullo de haber obtenido el reciente campeonato de división reserva.
No es para menos: un club de fútbol de corta trayectoria, que recién este año recibió un espíritu organizativo concreto y que gracias a un entrenamiento serio, responsable y comprometido, dio como fruto el título de campeones de reserva en la Liga Rosaleña de Fútbol.
Gentilmente, nos relatan la trayectoria recorrida. Hacerse responsables de un club que había comenzado en el 2021 pero que había sido abandonado. El compromiso y la responsabilidad de formar una comisión (o por lo menos un grupo de gente con ganas de asumir esa labor) para darle forma al club soñado. Así comenzaron este 2022 y con mucho trabajo llegó el resultado.
Nos relatan que la gente que estaba antes “no se pudo organizar y nos convocaron a nosotros para que nos hiciéramos cargo. Dijimos que si, armamos un grupo de trabajo, en un principio éramos como cincuenta, hoy somos cuatro o cinco”.
Ellos conforman un dúo que mira más allá: “Queremos ser un club, no queremos ser un equipo de barrio. Queremos ser un club grande”, expresan con una mirada con proyección de futuro.
Entrenan en el acceso a la ciudad, donde está la virgencita, donde está la garita, pero aprovechan para agradecer al Club Monte Hermoso que les cede la cancha para jugar de locales ahí y entrenan una vez por semana en su cancha auxiliar.
“Si el Club Monte Hermoso no nos hubiese dado una mano, tampoco hubiera podido ser. Cuando arrancamos la primera rueda no teníamos cancha y así fue que tuvimos resultados malísimos. Después el Atlético nos abrió las puertas, nos prestó la cancha auxiliar, entonces este campeonato lo arrancamos de otra manera. Pudimos ir a competir”, detallan.
Les preguntamos por qué juegan en la Liga Rosaleña y no en la de Dorrego, en la que compiten los otros clubes locales. “Fuimos a alquilar cancha a Dorrego y la liga nos cerró las puertas porque supuestamente les sacábamos localía”, explican. “Fuimos a alquilar la cancha en San Román, pero cuando se enteró la Liga, tampoco se dio”.
Hablan de mala predisposición del presidente de la liga, del trato prejuicioso, con muy mala voluntad. “Por eso esto que nos tocó ahora, de ser campeones, fue importante para nosotros, para cerrarles la boca a los que nos decían que éramos unos negros de m… y que nunca vinieron a pedirnos disculpas”.
Una dificultad con la que se topan es la falta de personería jurídica, que les impide exigir su inclusión en la liga dorreguense. Por eso se proponen comenzar el trámite, para poder cumplir otros propósitos que tienen: “Organizar mejor todo y tener nuestro predio, para que el Estado nos pueda ayudar. Porque hoy tenemos ayuda de una secretaría u otra”, indican.
“Cuando empezamos solo queríamos que los pibes jugaran al fútbol, nada más, no queremos lucrar con esto, todos somos laburantes. Lo que tenemos que hacer es formar una asociación civil, para después, a partir de eso, ir agrandándonos”.
Tienen un plantel de 60 jugadores, todos mayores de edad, no han incorporado infantiles aún. Son dos equipos, uno de reserva y otro de primera. Por lo general llevan 18 jugadores por cada equipo (36 en total) más la gente que acompaña. Para solventar ese movimiento hacen rifas, cocinan, organizan festivales. Con la humildad y el trabajo como banderas del grupo.
Cuando empezaron no tenían ni camisetas, cuentan, y hoy los equipos están completos y hasta tienen dos o tres auspiciantes. Están a punto de jugar la final del año, como campeones del Apertura, probablemente este fin de semana.
Comparten la Liga Rosaleña de Fútbol, cuya comisión directiva integran, con ocho equipos de Punta Alta, uno de Pehuén Co y uno de Sauce Grande, al que le brindaron apoyo cuando solicitaron la incorporación.
“Nosotros le damos oportunidad a todos los que quieran jugar”, expresan, reconociendo que hay jóvenes que nunca podrían jugar en ninguno de los otros clubes, sin embargo, ellos los evalúan y tratan de compensar lo que a ese jugador le falta o tiene más flojo con otro jugador que apoya y acompaña. De esta manera, no dejan a nadie afuera.
Sin embargo, “ellos tienen que entrenar para ganarse su puesto, le ponemos disciplina; así fue que nosotros en seis meses cambiamos todo. Sabían que iban a tener que alinearse a lo que planteamos y los que lo hicieron, quedaron, los que no, siguieron de largo”.
Completan: “Si vos querés salir a competir, tenés que tener disciplina. Hay equipos que hace mucho que están, ya salieron campeones, no vamos a jugar con cualquiera, son equipos que han jugado muchos años al futbol. Por eso a nosotros nos subestimaban y aquí tenemos a nuestro equipo jugando”, reconocen.
Con el campeonato ganado, mucha gente que ni siquiera sabía de su existencia, sabe de la existencia del Club de Futbol Esperanza, ahora, cuando ven un equipo con camisetas verdes y blancas saben que son ellos.
Pero no es solo un equipo de futbol, “funcionamos como una familia grande, no permitimos que entre nada malo en el grupo, desde el principio decimos que si las cosas no se hacen bien, no van a perdurar, si hacés las cosas bien, después tenés el premio”, resume Raúl.
Al cierre de la nota refuerzan los agradecimientos. Al Club Atlético Monte Hermoso “que nos abrió las puertas, y a Davito Quintana, que fue el único que nos dio una mano, quien se ha portado muy bien con nosotros. Y agradecer a los pibes que ponen todo el esfuerzo, como lo ponemos nosotros”. No olvidan a las respectivas familias, “sin las cuales este proyecto no hubiese sido posible”.
En el cierre, dejan en claro que aunque “para el afuera alguien pueda tener un cargo, acá adentro somos todos iguales, y el día que alguien se confunda y quiera ser más que otro, no va a funcionar, porque entre todos conseguimos una idea, pero uno solo es imposible”.
Ser un club más de la ciudad, no un club de barrio. Claro el objetivo y merecida la realidad por el esfuerzo y por el trabajo. Con la humildad del barrio y la pretensión de los grandes. Los que miran a futuro con ganas, esperanzas y trabajo. Para crecer y ser el tercer club de fútbol de Monte Hermoso.