“A veces se ganan viejas batallas”, escribió este jueves en Twitter el académico Arturo Pérez-Reverte con referencia al supuesto cambio de opinión de la Real Academia Española (RAE) sobre si se debe tildar o no el adverbio solo, así como los pronombres demostrativos este, ese y aquel y sus correspondientes femeninos, después de que la institución recomendara eliminarlo en el año 2010.
De ese modo plantea el diario español El País, lo decidido por la RAE, resaltando que, además, los académicos sugirieron dejar “a juicio del que escribe” la posibilidad de tildar esas palabras en caso de ambigüedad.
La noticia es que la Real Academia Española de la Lengua (RAE) aprobó en su pleno del pasado jueves 2 admitir que el adverbio «sólo» así como los pronombres demostrativos «éste», «ése» o «aquél» vuelvan a escribirse con tilde cuando, a juicio del que escribe, pueda existir ambigüedad en la interpretación, al poder confundirse al primero con el adjetivo homónimo y a los otros con los correspondientes artículos demostrativos.
Pero la polémica se centró en la utilización del término “solo” y su aplicación con la primera “o” acentuada en el caso de su utilización como adverbio.
Sabido es que existen dos usos habituales de la palabra: como adjetivo y como adverbio. La costumbre ha sido durante mucho tiempo usar una tilde diacrítica* para diferenciar la segunda acepción, es decir, cuando se la utiliza como sinónimo de «solamente». Como adjetivo (en soledad) no genera dudas.
¿Por qué la polémica? Según las reglas de acentuación, “solo” es una palabra grave. En ellas el acento prosódico** está en la penúltima sílaba y llevan tilde siempre que no terminen ni en “n”, ni en “s”, ni en alguna vocal. Como “solo” termina en vocal no debe llevar tilde.
No debería. Sin embargo, se tornó habitual colocar la tilde cuando se utiliza como adverbio (sólo una vez) y no cuando es adjetivo (viajó solo).
“No aclaren que oscurece”, podría decírseles a los miembros de la Academia.
Sin dudas, el mayor acierto de lo que han decidido es la sugerencia de dejar el asunto a criterio del que escribe.
La libertad ante todo, siempre y cuando no genere conflicto para otros.
*La tilde diacrítica es la que permite distinguir palabras que se escriben igual pero que tienen significados distintos.
**Acento prosódico es el que marca la sílaba que se pronuncia con más énfasis.