Por Luis Gotte*
Con la modificación de la Constitución Nacional, en 1994, se cierra una grieta: los 1.298 municipios argentinos tendrán plena autonomía. Sin embargo, la Constitución de la Provincia de Buenos Ayres, junto a sus gobernadores y legisladores, nos está negando este derecho, que ya es una necesidad. Aún sostienen un régimen municipal que nuestra Ley Suprema ya derogó.
Es un hecho que la constitución bonaerense está vulnerando una serie de Principios Generales del Derecho que dan equilibrio y armonía al ordenamiento jurídico de un Estado soberano como mayor eficacia en la adecuación del pueblo a sus instituciones, como los principios de jerarquía, de legalidad, de coherencia normativa, de descentralización, etcétera.
Lo contrario es el desorden y la desorganización; la anarquía. Es el escenario en que se encuentra nuestra provincia al sostener un régimen municipal que se ha agotado, que no da respuestas y que solo beneficia a dirigentes políticos que creen que el poder se ejerce centralmente, sin tener en cuenta la voz y la participación del pueblo.
Por otro lado, la provincia de Buenos Ayres es una comunidad fragmentada, sin arraigo ni identidad propia ni sentido de pertenencia.
Se carece de una conciencia política localista fuerte debido a que, entre otros factores, los medios masivos de comunicación centralizan la información, como las voces y rostros políticos a conocer, transmitiendo el mismo mensaje a una enorme cantidad de personas de forma simultánea a través de las repetidoras de las señales de cable local o portales de noticias. En consecuencia, las personalidades políticas más conocidas saldrán de CABA.
Ante este contexto, los partidos políticos terminan optando por la imagen más popular, que asegure ganar una elección. Esto se da, particularmente, con los candidatos a gobernador de nuestra provincia, donde la gran mayoría, desde 1983, emergen desde adentro de la General Paz. Aun violando la propia Constitución, que exige cinco años de domicilio continuado, si no se ha nacido en suelo bonaerense.
Casi el 63 por ciento de los votos están en la región del conurbano. Al candidato a gobernador se lo designa desde el poder central y lo legitima el votante conurbanense. Peor aún, la mayoría de los ministros que se nombran desconocen a los bonaerenses. Ahora, ¿cómo defenderán nuestros derechos? ¿cómo elaborarán un proyecto de gobierno sin comprender nuestras demandas? Con excepción de Antonio Cafiero, quien intentó impulsar una reforma constitucional en 1990, y Eduardo Duhalde con su Proyecto Génesis 2000, donde se crearon los municipios de San Miguel, Malvinas Argentinas, José C. Paz, Ituzaingó, Hurlingham y Ezeiza, nadie más interpreta y razonará las necesidades de autonomía municipal bonaerense.
La autonomía no implica secesión, separación, cisma. No se iguala a los reclamos independentistas catalanes de España. Tampoco es causante de discordias entre intendentes y el Ejecutivo provincial o impedimento alguno para que éste ejecute su acción política. Ella se remite al artículo 123 de la Constitución Nacional e implica reconocerles herramientas institucionales propias para una Comunidad Organizada, como dictar su Carta Orgánica. A ello debemos agregar que la provincia de los bonaerenses se rige por el Decreto 6.769 del gobierno militar del General Eugenio Aramburu y del Contralmirante Rojas, de 1958, y sostenido por todos los gobiernos civiles de la provincia. En él se dispone de un régimen de autarquía municipal, quiere decir que, si bien estos tienen capacidad para administrarse, lo harán de acuerdo a una norma general y única, sin que se respeten las realidades locales.
Por el contrario, una autonomía plena implica dictar la propia norma con la que han de ordenarse cada una de las 135 comunas bonaerense, con independencia del gobierno central, quedando materializado con la sanción de las cartas orgánicas comunales. Como sucede en la provincia de Córdoba o en Corrientes, por citar algunos ejemplos de provincia.
Hay mucho por realizar. Lo que no se debe hacer es continuar con este régimen centralista de poder, responsable del empobrecimiento y crisis social del pueblo de la Provincia de Buenos Ayres.
*Luis Gotte es escritor, autor del libro de reciente edición «Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad» en coautoría con Gustavo García