Al menos fue extraño no verlo en ninguna de las listas de candidatos que presentarán los distintos partidos políticos en las PASO (elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) del 13 de agosto.
Recorre las calles bahienses con su bicicleta de reparto cargada de diarios y dialogando con la gente, con el vecino, como a él le gusta llamar a ese ciudadano al que tanto le cuesta ganarse el “mango”. Además, visita cuando puede otras localidades para extender las acciones solidarias que promueve.
A los 70 años, Luciano Carmelo Martos quiere estar donde realmente siente que puede servir, al fin y al cabo como expresa su nuevo slogan: “alejado de la política pero cerca de la gente”.
“A esta altura de mi vida puedo asegurar sin temor a equivocarme que tiene más valor trabajar desde el anonimato. Me cansó la política, convivir todos los días con situaciones desagradables o sin empatía; me harté de que me usen, de que yo disponga de mi tiempo y de la mano de obra para que las hurras se la lleven otros”, declaró “Lucho” el canillita, nacido en Médanos, criado en Cabildo y con residencia definitiva en Bahía.
“La política es un servicio a la población, no podés ejercerla para beneficio propio, y eso es lo que viene sucediendo año tras año. Y como no puedo ir contra mis principios decidí abrirme”, señaló este “personaje”, padre de Paula (41 años) y Betiana (40), abuelo de 5 nietos y bisabuelo por partida doble.
Líder del “Luciano Martos team”, tal como lo corroboró Javier Espejo, uno de sus discípulos, presente a la hora de la entrevista, el grupo hoy está enfocado en diferentes eventos benéficos y en el acompañamiento de personas marginadas y con extremas necesidades básicas.
“Hace poco colaboramos en la campaña local de AREM (Asociación Regional de Esclerosis Múltiple), haciendo socios por la ciudad. Ellos como entidad sin fines de lucro llegaron a recorrer no más de dos manzanas en su última salida, nosotros nos incorporamos como voluntarios y arrancamos con mil manzanas. Gracias a Dios se pudo recaudar 100.000 pesos, un monto más que significativo, aunque les prometí que me iba a hacer responsable de la campaña para poder sumar 500 socios más”, indicó quien en 2021 fue candidato a concejal por el partido Republicano Federal.
“Realizamos una gran elección, con casi 8000 votos, al menos le hicimos sombra al peronismo y a Juntos por el Cambio”, contó este hijo de padres españoles, ex futbolista y boxeador, que aprendió a defenderse con el valor de la palabra cuando, de muy chico, fue pupilo residente en el Colegio Don Bosco.
“Creo en Dios y tengo un gran apego a la comunidad salesiana, donde recibí la educación que me faltó en el colegio. No es que no fui a la escuela, tuve que dejar para salir a trabajar”, sostuvo ya con la voz más pausada.
“La calle me permitió conocer a un montón de personas buenas que, cuando le pido para ayudar a alguien que realmente lo necesita o para un determinado fin solidario, sacan del bolsillo y me dan”, aclara antes de describir la fisonomía del “grupo” que comanda, representado en la auténtica vocación de servicio.
“Hoy me siguen varios de los que estaban en política conmigo; se formó una organización independiente que trabaja por y para la gente. Se toman determinaciones sin tener que esperar a nadie y el consenso es en base al sentido común y a lo que nos muestra la realidad diaria”, comentó, agregando que, además de AREM, también están “codo a codo” con el club “Los Peladitos” y dos ONG, “Sembrando Sueños” y una que trabaja con adultos enfermos de cáncer en el hospital Penna.
Sin ningún tipo de beneficio económico, el “team” de Lucho junta donaciones constantemente y está a disposición de los más necesitados.
-La vara se encuentra alta.
-Siempre está alta, aunque lo único que queremos es que lo que recaudamos llegue a donde tiene que llegar. Todo lleva tiempo y trabajo, no es fácil, pero eso posible, y eso es lo que los políticos tienen que entender, que se puede. No es necesario gastar el dinero del contribuyente, del ciudadano común, del que paga los impuestos, con poco se puede hacer mucho. Si no alcanza para la papa, cociná un puchero, pero que no le falte el plato de comida al que realmente no lo puede tener.
“A veces me preguntan: ¿por qué lo hacés, qué ganas? Considero que vine a esta vida a servir y es lo que me mantiene saludable y con vigor. Vivo de la venta de diarios y de la jubilación, que es la mínima que da el Estado”.
-A propósito, ¿bajó el reparto teniendo en cuenta que el diario ya no se vende ni se lee como antes?
-Sí, pero yo me las rebusco. Hay gente que compra el diario por el solo hecho de darme una mano. Tengo clientes que, cuando saben que debo viajar o ayudar a alguien, me dicen: ¿cuánto necesitás? No sé si hay algo más reconfortante que eso.
“Un día hipotequé mi casa para salvar a alguien que la estaba pasando mal. No me di cuenta y quedé con deudas y en la lona. Pensé `Dios proveerá, siempre salí adelante, ¿cómo no lo voy a hacer ahora?´. Aparecieron personas que, desinteresadamente, me sacaron del pozo. Las voy a nombrar, ¿por qué no? Cuando Marta Inés Sosa y Ana Berta de Coch me dieron el dinero que me faltaba para levantar la hipoteca, me aclararon: `tomá, si podés me lo devolvés, sino no importa´. Agradecido eternamente”.
-¿Recuperaste la casa?
-Sí, es una vivienda sencilla, sin lujos, digna de una familia laburadora, que hace más por los demás que por uno mismo. En algunas ocasiones a mi casa han ido políticos a llevar donaciones y, asombrados, no podían creer donde y como vivo. ¿Sabés que les digo? No importa, mientras esté bien espiritualmente y tranquilo con mi consciencia, sigo avanzando. Amo a Jesucristo con todo mi corazón, el resto va y viene.
Las canas no se manchan
“El último verano estuve en Monte Hermoso repartiendo folletos, llevando adelante una campaña de concientización para el cuidado y el acompañamiento de los adultos mayores”, describió Martos.
Con el lema “las canas no se manchan”, el propósito es “los jóvenes deben entender que un día van a pasar a ser jubilados y que sería muy feo tener una vida desamparada como llevan muchos abuelos hoy. Eso quiero recalcar, el acompañamiento es ahora, ellos necesitan no sentirse solos”.
Y fue más allá: “hay que pensar que gente que trabajó toda la vida hoy cobra una miseria de jubilación, estamos hablando de la mínima, 50.000 pesos más un bono de 15.000. Nada, ni un postre pueden comer, y eso es indignante”.
Luciano tragó saliva, aunque no pudo contener la emoción: “muchos abuelos son víctimas de la depresión, algunos salen adelante, otros toman decisiones drásticas con sus vidas. ¡Por favor!, alguien se tiene que ocupar de este tema, viven en la miseria”.
Y con un ejemplo graficó –a la perfección– lo que tan mal le hace: “si vas al banco donde cobran los jubilados, observá los calzados de los abuelos. Hace poco, un señor de no más de 80 años, entró con pantuflas porque no tiene para zapatos o zapatillas. Muchos de ellos andan por la calle mal vestidos, con ropa vieja, es triste… ¿Los políticos no ven eso?”, manifestó mientras las lágrimas caían al lado de la taza de un café que ya se había enfriado.
-El “folleteo” en Monte, ¿qué repercusión tuvo?
-Muy buena, al menos me escucharon. Es necesario tomar consciencia y seguir insistiendo sobre esta problemática, aunque a veces yo no tengo tiempo físico disponible. Cuando subo a los micros, en Bahía, también entrego folletos. La idea es no abandonar a los abuelos pese a que el Estado ya se encargó de eso.
“El dinero y los recursos están, pero en este país no cuidamos nada y los abuelos son parte de la sociedad más olvidada. Lo digo con todo el dolor del alma: en una Argentina a todas luces, las dignidades de muchos adultos mayores que contribuyeron para el crecimiento de estas tierras permanecen ocultas entre las tinieblas”.
-Muchos dicen que estás “loco”.
-A todo lo que hago le pongo garra y corazón, y no es justo que haya una generación que este en desigualdad social con el resto de la población. Que por una cuestión biológica estén más cerca de la muerte no significa que los tengan desatendidos y en situación de pobreza absoluta.
“El abuelo, como cualquier padre o madre, necesita un beso, una caricia, pero también necesita vivir dignamente, y como no lo puede hacer, está intranquilo, preocupado y desamparado. No hay que olvidarse que muchos de ellos no tienen ni siquiera un familiar a su lado”.
-¿Que otros lugares de la región visitaste llevando adelante la campaña solidaria?
-Me llaman de varios lados, pero no he podido ir. No hace mucho, con Tito, un amigo, llenamos una camioneta de mercadería para distintas familias de una iglesia evangélica de Mayor Buratovich. Hay que saber a dónde vas, existe el engaño, gente que aprovecha la ocasión para sacarle la ilusión a los más pobres. No es joda, te estás metiendo con el reino de los cielos, y si al que menos tiene le sacás en base a la mentira, es porque hiciste un pacto con el diablo.
“Tengo muchos defectos, pero una gran virtud. Cuando miro a los ojos de alguien, me doy cuenta si en su rostro se reflejan perlas y diamantes o una hipocresía total. No hay nada más gratificante que andar por la vida con el alma limpia y el corazón contento”.
-Es el pensamiento de un buen cristiano.
-Trato de ser una herramienta al servicio del Señor, que la misericordia que tiene conmigo la tenga con todos los demás. Existen formadores en la fe, si se los puede llamar así, que viven dando mensajes falsos, oscuros y tramposos a padres y niños. Vivimos en un mundo difícil, complicado, y te aseguro que vamos a estar peor aún.
“En este país tenemos todo para que podamos vivir bien y felices, los medios, los recursos y la mano de obra, pero carecemos de la cultura del trabajo. Siempre ponemos excusas para no laburar, total la culpa es del otro. Estamos involucionando”.
-Una gran verdad.
-Camino los barrios, pido justicia, pero a mucha gente vinculada a la política le molesta lo que hago y me quiere sacar del medio. Necesitamos que haya educación, valores, incentivaciones, premios, oportunidades para todos…
-Como todo eso no se puede recuperar muchos argentinos deciden emigrar.
–Es tristísimo. Hay que luchar, debemos ser responsables, fijarnos en nosotros y no en el que no me da. Tenemos que conseguir una igualdad social, dejar de bastardear a los sectores vulnerables, darnos cuenta que el pobre, sin los recursos y sin la inclusión, va a seguir siendo más pobre. Escucho hablar al presidente de la nación (Alberto Fernández) y me da bronca, de su boca solo salen palabras vacías, sin contexto; no tiene autoridad para gobernar ni para convencer.
-¿Y qué solución hay?
-Empezar a predicar con el ejemplo. Muchos en este país cobran sin trabajar, sin moverse de sus casas. Reciben o manejan fortunas cuando hay comedores o viviendas sin los recursos básicos indispensables: leche, pan y agua.
“Hace cuatro años presenté un proyecto para la baja salarial de los políticos (un 20 por ciento), pero no le dieron bolilla. Hoy, con esos ahorros, tendríamos cien cuadras de asfalto terminadas en la ciudad. Nadie se fija en el otro, el egoísmo es cada vez más grande”.
-¿Estás atrás de otro proyecto, cuál?
-Cuando estuve en Buenos Aires visité las embajadas de Alemania y Japón, y ahí me informaron que en esos países el 85 por ciento de los presos se vuelve a reinsertar en la sociedad después de cumplir sus condenas. No los matan a palos, los obligan a estudiar o a trabajar, a ocupar el tiempo, y eso es lo que tenemos que copiar.
-Acá hay escuelas en la mayoría de las prisiones.
-Sí, pero hay que obligarlos a estudiar: 4 horas por día para el que debe terminar el primario, 6 para el que cursa el secundario y 2 para el universitario, con 7 minutos para comer y 15 para ir al baño, de lunes a sábado. Y para el obrero, jornadas de 6 horas sin parar. De esa forma, a nadie le queda tiempo para pensar estupideces, ni siquiera el domingo, cuando tenés libre. La única forma de una posible reinserción es inculcando la cultura laboral.
Pensando en 2025
“Me ofrecieron volver como aspirante a concejal para las próximas elecciones, para una interna, pero dije que no. Me llamó el peronismo, pero en este momento creo que es más importante que te escuche la gente y no tanto los políticos. No descarto regresar en 2025, pero está por verse”, deslizó Lucho.
“Para luchar tenés que tener empuje, un político debe arrasar con sus convicciones, ir por todo, transmitir seguridad y dar esperanza, y para eso no deben existir las internas. Lamentablemente en la política local no hay una fuerza homogénea ni sentido común”, agregó.
“Conozco a los políticos de acá, deben salir de la zona de confort, despertar, no dar y recibir desde una oficina o de atrás de un escritorio. Un concejal, a la mañana, tiene que cumplir en el Concejo y después caminar la ciudad, articular con las delegaciones, armar proyectos y conocer la actualidad de los vecinos. Es necesario estar full time, aunque la mayoría está lejos de eso. Alguien me dijo `si voy al barrio me echan´, y no lo puedo creer. Bueno, pedí perdón, pero siempre tenés que poner la cara, que te vean. No prometas, escuchá, valorá lo que te dicen, ayudalos…”.
-Tal cual.
-No existen los superhéroes, el único que va por el camino de la verdad y la justicia es Jesucristo.
-¿Quién es Luciano Martos?
-Un cristiano que fue bendecido con el don de Dios para ser padre, abuelo y bisabuelo. De este mundo no te llevás nada, por eso es necesario saber dónde queremos estar o a donde queremos pasar cuando ya no seamos parte de esta vida. ¿El dinero o Jesucristo? Hay que buscar la paz interior; en la política, en la vida o donde sea, siempre tenés que ser vos.
“Así soy yo, una persona común que ama a Jesucristo y que vive preocupado por las necesidades de los demás. Eso sí, hay que tener cuidado con lo que se dice, hay palabras que actúan de doble filo para los corazones de la gente. Las atrocidades, los tormentos, las violaciones, surgen por irresponsabilidades verbales de los seres humanos, hay que tratar de no generar violencia mediante la palabra. Hablo mucho, pero me cuido, porque el primer responsable de lo que digo soy yo”.