Tener un corazón de oro; como carne y uña; hacer oídos sordos; tomarle el pelo; ser la mano derecha; mostrar las uñas. Muchas frases de uso frecuente hacen referencia a partes del cuerpo humano.
El significado de casi todas es de fácil comprensión aunque en algunos casos puede no estar tan clara la alusión y más aún conocer dónde y cuándo se originaron.
Un ojo de la cara
De uso difundido, no solo en nuestro idioma, es una manera figurativa de decir que algo es muy costoso, que tiene un precio extremadamente alto, que es tan valioso como como un ojo.
De ahí la expresión «esto cuesta (me costó) un ojo de la cara».
¿De dónde proviene?
Existe una explicación muy difundida de que ha derivado de la frase bíblica «si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo y tíralo lejos, porque más te vale entrar con un solo ojo en la vida, que ser arrojado con tus dos ojos en la gehena del fuego» (gehena: infierno o lugar de castigo eterno).
Sin embargo, otros expertos habituados a indagar sobre estas cuestiones sostienen otra teoría: que su origen data de las primeras expediciones de los españoles en América.
Explican que el conquistador Don Diego de Almagro perdió un ojo a raíz de una flecha defensiva en el asedio a una fortaleza Inca.
Al regresar a España se presentó ante el rey Carlos I y al dar cuenta sobre la acometida en las tierras que la corona se adjudicaba, el tal Diego se lamentó porque el negocio de defender los intereses de la corona «le había costado un ojo de la cara».
Se supone que insistió tanto en el hecho de haber perdido el ojo que pronto la frase se difundió entre la corte, los soldados y el pueblo, llegando así hasta nuestros días.
Como el de la imagen del encabezado, los pocos retratos existentes del protagonista lo muestran de perfil.
No tener dos dedos de frente
Expresión con la que se da a entender que alguien tiene pocas luces, que es flojo de entendederas, limitado intelectualmente. Por el opuesto, suele emplearse «tener más de dos dedos de frente».
Proviene de una errónea creencia, surgida en la antigüedad, de que la anchura de la frente de una persona determinaba su capacidad intelectual.
Al parecer, estaba basada en una pseudociencia llamada frenología, creada por el anatomista alemán Franz Joseph Gall.
Dormir a pierna suelta
Cuando alguien duerme sin problemas y de un tirón suele decirse que ha dormido a pierna suelta (es común también decir a pata suelta).
Esta expresión proviene del hecho de dormir sin tener ataduras en las pernas y hace referencia a aquellos presos a los que, por buena conducta, se les permitía pasar la noche sin grilletes o cadenas.
Esos reos afortunados tenían un descanso nocturno mejor, por lo que a la mañana siguiente se encontraban en mejores condiciones que sus compañeros de celda.
Pies de plomo
Ante una situación que requiere calma, moverse con cautela o con la máxima precaución posible suele utilizarse la expresión «andar con pies de plomo».
La frase hace referencia al mundo subacuático en el que los buzos utilizaban unas botas recubiertas de plomo con las que conseguían tener mejor y mayor estabilidad y seguridad para andar por el fondo del mar o por la superficie de algún barco hundido.