En el marco de la Asamblea Ordinaria de la Organización Mundial del Turismo (OMT) se otorgaron reconocimientos internacionales a diversos pueblos del mundo que además de contar con una belleza paisajística, mantienen un compromiso con el cuidado del ambiente y de su gente, con los recursos culturales, naturales y con el desarrollo turístico.
Ya habíamos comentado que siete pueblos de Argentina habían sido postulados oficialmente para participar en esta iniciativa: Gaiman, Laguna Blanca, La Carolina, Los Antiguos, Tolhuin, Villa Traful y Yavi.
Para sorpresa de sus habitantes y del país, la localidad argentina de La Carolina, ubicada en el corazón de las Sierras Centrales de San Luis, recibió el reconocimiento “Best Tourism Villages”, como uno de los pueblos turísticos más lindos del mundo.
La OMT es el organismo especializado de las Naciones Unidas que se encarga de la promoción del turismo responsable, sostenible y accesible para todo el mundo como un factor de crecimiento económico, desarrollo inclusivo y de sostenibilidad ambiental.
Un requisito obligatorio que deben tener las localidades nominadas es no contar con más de 15 mil habitantes y estar situadas en un paisaje natural o cultural característico que comparta valores y estilos de vida propios de la región.
La distinción otorgada por la OMT a La Carolina es un hito relevante para el turismo de San Luis, según el Secretario de Turismo, Luis “Piri” Macagno. Según dijo, esta condecoración es la más importante que se otorga a un destino en el orden global y que “se trabajó mucho en la presentación, por lo que confiábamos en que La Carolina iba a tener una posición destacada, pero nunca este nivel de reconocimiento por parte de semejante institución; hoy es un antes y un después para el turismo de la provincia”, aseguró.
Según recoge el diario La Nación, para Macagno, recorrer las calles empedradas de este pueblo colonial, rodeado de un entorno natural único, evoca la rica historia de Argentina y de América. La cultura minera impregna el lugar, con minas abandonadas y lugareños que buscan el preciado metal en el denominado “Río Amarillo”.
Contó el funcionario que una visita a La Carolina se enriquece con el paseo por el Museo de la Poesía Manuscrita, probando la variada oferta gastronómica local y, por supuesto, aventurándose por los yacimientos arqueológicos de miles de años de antigüedad.
El Museo de la Poesía Manuscrita, es uno de los atractivos del lugar. Fue construido sobre la casa histórica de Juan Crisóstomo Lafinur (poeta, filósofo y educador argentino) que alberga una biblioteca singular con más de 1.700 manuscritos y 900 obras poéticas de renombrados autores de todo el mundo, incluido el ilustre Jorge Luis Borges, quien está vinculado a la región a través de su tío abuelo Lafinur.
Lo cierto es que la historia de esta localidad sanluiseña es atrapante y trae consigo hechos y personajes claves en el desarrollo del país.
Ya en el año 1794, el virrey Sobremonte, entonces gobernador intendente de Córdoba del Tucumán, modificó el nombre de San Antonio de las Invernadas a “La Carolina” en homenaje al rey Carlos III de España. Fue a la par de este suceso que en el mismo punto geográfico se desató la “fiebre del oro” que dio sus primeros pasos cuando un lugareño llamado Don Tomás Lucero encontró un valioso yacimiento de este elemento, lo que, consecuentemente, terminó atrayendo a numerosos buscadores de riquezas.
Al poco tiempo Lucero decidió estudiar en profundidad la región y llevó un molino para poder extraer el oro, dejando así un legado de minas agotadas a mediados del siglo pasado.
En la actualidad, los arqueólogos estiman que queda poco oro debido a que en el último siglo los mineros y lavadores agotaron las bocaminas. Esta llamativa historia del oro, se mantiene en el imaginario colectivo local como una leyenda viva en la que los pirquineros –mineros que realizan las labores de extracción de mineral en forma artesanal y generalmente de manera independiente– se mantienen esperanzados con la ilusión de descubrir una nueva fuente de riqueza en la región.
La Carolina cuenta con apenas 300 habitantes y se sitúa en el corazón de las sierras sanluiseñas. Es rodeada por el Río Amarillo y el río Las Invernadas, que se unen para formar el río Grande y añaden un brillo especial a este pintoresco pueblo.