Ya sabemos que el desmedido aumento en los precios afecta a toda la economía familiar. Pero se avecinan las fiestas navideñas y debemos ajustar algunos gastos para no opacar la alegría de esta importante fecha.
Si bien es tradición agregar algún objeto nuevo a cada arbolito de navidad, algunos costos de lo que puede considerarse parte de la «canasta navideña» pueden reducirse debido a que en la mayoría de los hogares se utilizan los adornos del año anterior.
Este año seguramente será mayor la creatividad y el reciclado jugará un papel de mayor importancia. También influye la cantidad de personas que nuclea cada encuentro y, seguramente, se contará con la colaboración de todos para poder materializar aquello que tanto deseamos: reunirnos y celebrar con los más queridos.
En lo que respecta a los precios, la consultora Focus Market dio a conocer el resultado de un relevamiento realizado que indica que el costo promedio del rubro sufrió un incremento del 277% con respecto a 2022. Este aumento promedio nos revela una suba de 240% en los precios de productos esenciales y de 315% en artículos decorativos.
“Los productos de la canasta navideña muestran aumentos superiores al promedio de la inflación en el mismo período, en forma interanual. En muchos casos las empresas productoras han tenido inconvenientes para el acceso a insumos o materias primas básicas que cotizan en dólares y tienen dudas sobre el precio de reposición futura”, señaló Damián Di Pace, director de Focus Market.
Son varios los artículos a tener en cuenta:
– Decoración navideña (arbolito de navidad, luces, decoración, adorno para la puerta)
– La mesa dulce (garrapiñadas, pan dulce, Mantecol, turrones, maní con chocolate)
– Bebidas (vinos, cerveza, gaseosas, espumantes, sidra, champagne) – Comida. La variedad se adecua a cada familia pero hay algunos infaltables, como el vitel toné, el fiambre alemán, el pollo arrollado y la clásica ensalada de frutas.
– Y los regalos que trae Papá Noel (impostergables e insustituibles para los más pequeños de la familia)
Así será, entonces, que este año tendrá que ponerse en juego la imaginación, el reciclado y la economía en algunos aspectos como la decoración. Pero la comida es el núcleo central del encuentro, así como los regalos.
En tiempo de economía forzosa, las familias se las ingeniarán para celebrar con alegría aun sin el asado, con una ensalada de frutas menos colorida, sin frutas caras, y con regalos que sean atractivos, aunque no rimbombantes.
Nada debe opacar la alegría de la celebración navideña. Así que el tío de la familia puede reciclar su traje de Papá Noel y volver a su carcajada característica que divierte e ilusiona a los más pequeños.
El arbolito de navidad será el mismo del año pasado. Eso sí: con algunas lucecitas nuevas; ya sabemos que siempre hay que renovarlas porque, cuando las queremos encender, no funcionan.