De significado conocido (pieza, por lo general redonda y plana, que en una prenda de vestir se introduce en un ojal para abrochar) «botón» deriva del francés antiguo “boton”.
Sin embargo, además de designar a otros elementos, la denominación de estos sencillos chirimbolos ha dado origen a otras expresiones castellanas.
Por ejemplo, a la frase «al divino botón» que se utiliza para significar hacer algo en vano, esforzarse sin lograr el resultado que se esperaba.
Hay consenso en afirmar que se originó en la antigua Roma, cuando algunos religiosos rezaban utilizando un rosario sin prestar demasiada atención en sus oraciones, pasando de una cuenta del rosario a la otra de forma desganada y distraída.
Teniendo en cuenta que “divino botón” es una forma figurada de referirse a cada una de las cuentas del rosario, se deduce que se comenzó a usar la expresión rezar al divino botón, cuando se prestaba más atención a los pequeños objetos que al contenido de los rezos.
De allí derivó otro dicho usual: “hablar al divino botón” con el significado de no pensar lo que se dice, emulando al que reza a las apuradas, de memoria y pasando las cuentas porque sí.
“Para muestra basta un botón”, por su parte, surgió de la costumbre habitual en las mercerías de fijar un botón en cada cajón donde se depositan los distintos tipos existentes para facilitar la búsqueda.
Además, se utiliza “botones” para denominar a los empleados de los hoteles, que suelen vestir una chaqueta con dos filas verticales de muchos botones en el pecho.
Esta pequeña pieza también se ha convertido en sinónimo de tecla, llave o interruptor.
Según se afirma, eso nació en la primera mitad del siglo XIX, en consonancia con la Revolución Industrial, cuando comenzó a llamarse botón (por su formato similar) a todo dispositivo que se pulsa para poner en funcionamiento cualquier artefacto mecánico, como el “botón del ascensor”.
En Argentina, derivado del lunfardo, botón denomina tanto a un miembro del cuerpo de Policía (sinónimo de cana, vigilante) como a un delator (alcahuete), emparentándolo con el uniformado por su proceder de botonear (revelar, soplar, entregar, inculpar).
Aparentemente, proviene de la expresión «tirar a los botones», surgida en la revolución de 1890 en Buenos Aires, cuando los sediciosos disparaban sus armas apuntando a los numerosos botones de los uniformes policiales.
De propina: pariente, barbitúrico, capuchino
– «Pariente», en su origen, era el nombre que se daba a la madre y al padre. En nuestra lengua, durante la Edad Media pasó a denominar a toda la familia, por eso su significado actual designa la relación de parentesco entre dos personas o más.
«Parentesco», a su vez, indica “vínculo por consanguinidad, afinidad, adopción, matrimonio u otra relación estable de afectividad análoga a esta”.
También forma parte de este conjunto de voces «emparentar» (contraer parentesco). Todas derivan de “parir”, del latín parĕre (dar a luz, engendrar), de donde se desprende el vocablo “parto”.
– El ácido barbitúrico lleva ese nombre porque fue descubierto el 4 de diciembre de 1863, día de Santa Bárbara.
– ¿De dónde viene «capuchino»? El auténtico café con esa denominación tiene el agregado de espuma de leche en la superficie superior dando la sensación de una capucha blanca, asimilable a la que usan los monjes de esa orden franciscana.