El 1 de abril se presentó en la Biblioteca Popular Monte Hermoso el libro “Raíces negras” del autor Marcelo Celave Villar, quien vivió en Monte Hermoso y hoy reside en Madrid.
El libro se enfoca en el racismo. Primero trata sobre los ciudadanos autóctonos, luego sobre los negros y sus descendientes, y llega la crítica hasta Roca y Sarmiento, que tuvieron gobiernos discriminadores. “No es el objetivo juzgar sino contar la historia”, dijo el autor.
La novela trata sobre dos chicas de 25 años, una angoleña (negra), socióloga, y otra argentina (rubia, con rasgos europeos), marplatense. Ambas desarrollan dos historias paralelas y en algún momento de la novela pero finalmente se juntan. “No soy un escritor profesional, soy ingeniero, pero me encanta hacer esto, dar vida a personajes que luego me trasciendan”, revela. Se reconoce afectado por el tema de la esclavitud.
“Me siento muy feliz de haber podido presentar mi libro y en un entorno así, con gente tan querida por mí, todos conocidos”, nos dijo en el inicio de la charla que mantuvimos con él a posteriori de la presentación ante una sala llena de interesados lectores.
A propósito de su faceta de escritor, que parece casi impensada, reconoce: “Yo soy ingeniero civil, pero la sensibilidad se tiene o no se tiene. Le doy mucha importancia a eso, porque hay conductas aprendidas, como la simpatía, la honradez… eso te lo enseñan en casa, pero la sensibilidad es algo que nadie te lo puede enseñar; si te emociona una flor o un animal bello, lo que sea, eso es algo propio del ser humano y no es una conducta aprendida. Y en ese aspecto creo que siempre fui muy sensible, y eso no está reñido con estudiar ingeniería civil”, reconoce.
”Ya varios me han dicho que mis descripciones son muy cinematográficas, y no es que lo busque, se me va dando, describo lugares, cosas… y parece que lo hago bien”, agrega divertido.
Escribir esta novela le llevó dos años, “entre que empecé a investigar (porque tuve que investigar mucho sobre la esclavitud) y ordenar la información, que estaba muy dispersa, ese proceso llevó dos años”.
Reconoce que es necesario hablar de ese tema dado que “hoy en día los migrantes son considerados delincuentes, cruzan el mar jugándose la vida, y cuando llegan los reciben con balas de gomas, los reciben metiéndolos en cárceles, como si fueran realmente delincuentes…” repasa.
“En estos días hay un sesgo racista importante, sobre todo con los pobres, porque si sos una persona negra pero tenés mucho dinero, nadie te discrimina; pero esa gente que cruza el mar no reúne estas condiciones y son implacables con ellos, son verdaderos héroes que en realidad son tratados como delincuentes. No sé cuál es la solución para parar ese flujo migratorio pero se que hay que darle una mirada más humanística, no se puede recibir a los inmigrantes a balazos o con muros o con vallas con alambres de púas, como hacen muchos presidentes en Europa y en Estados Unidos”, analiza.
Quizás la propuesta sea abrir las fronteras y que el mundo sea un poco de todos: “Yo soy partícipe de esa idea, estamos viviendo en un granito de polvo chiquitito en el medio de la inmensidad, qué sentido tiene poner tanto límite, poner tantas banderas, poner tantas vallas de separación que nos separan a todos…. sé que eso es muy utópico pensarlo ahora”, reconoce con cierta tristeza.
Consultado sobre un próximo libro, confiesa que “si, pero ahora estoy en el proceso de explorar, de ver nuevas temáticas, quiero ver si puedo hacer un thriller”. Nos anticipó que la trama “es sobre un chico que queda parapléjico, por la física cuántica le arman una especie de traje que le permite caminar y moverse… por ahora no hay nada más que eso, así es la novela, empezás empezás y ella te va llevando”, afirma.
La propuesta, entonces, es adquirir un ejemplar. En Bahía Blanca, en Don Quijote; en Coronel Dorrego, en Garabatos; y en Monte Hermoso, en El Tupí Nambá, en la primera cuadra de la peatonal Dufaur.