Cuando llegué a Monte Hermoso, cursaba cuarto grado. Mis padres me inscribieron en la Escuela 1 “Florentino Ameghino” que este 20 de junio cumplió 80 años. Quedaba cerca de casa.
Sobre el ala izquierda (mirando el edificio de frente sobre Fossatty), donde ahora está el salón de actos, había tres aulas divididas por tabiques enormes de madera, que se corrían para generar un salón de actos. Sobre el fondo del edificio estaba la dirección, que era una sala pequeña con un escritorio con vidrio, un enorme cuadro de San Martín, una estantería con algunos libros y otros elementos que se veían como muy importantes.
Enfrente de la dirección había dos aulas; sobre la izquierda, con salida por Pedro de Mendoza, estaba la secretaría. Después ahí hicieron dos aulas más.
Se ingresaba por las escaleras sobre Fosatty a un patio de baldosas que tenían un mástil con una hermosa bandera argentina. Nos formábamos ahí, le cantábamos a la bandera y después ingresábamos a las aulas.
Tan enorme la veía en mi niñez. Y era menos de la mitad de lo que es ahora.
Pero esta escuela me enseñó conocimientos y me enseñó muchas cosas útiles para la vida. Lo vincular, el etiquetamiento (tan normal en esa época), la calidez de algunas maestras que te hablaban con cariño, la dureza y rigidez de otras maestras, los destratos de algunos directivos, las confrontaciones desde la inocencia de la niñez, que a los cinco minutos son superadas y todos vamos a jugar en el amplio patio.
Lo que quiero contar con esto, es la importancia de todo lo que pasa en la escuela de nivel primario. Salir del jardín de infantes, donde se aprende fundamentalmente a través del juego, para ingresar en el nivel primario, donde se empiezan a jugar otras actividades, otros enfoques, otras exigencias, otros reconocimientos. El crecimiento y el aprendizaje formal comienzan ahí.
La escuela primaria es donde se producen oportunidades para conocer las preguntas y respuestas que la humanidad ha construido, para aprender, para reflexionar, para adquirir herramientas y para dominarlas, para afirmarse como sujetos capaces de adquirir conocimientos de todo tipo, incluido el conocimiento de sí mismos.
Y no solo eso, también reconocer sus deseos, identificar sus capacidades y proyectar cosas a realizar. En la escuela primaria se empieza a jugar la relación que cada uno tendrá con el saber y la importancia de la experiencia formativa en la construcción que hace cada sujeto.
Todos fuimos alumnos o alumnas. Por eso es que tenemos un vínculo con ella. Y luego fuimos docentes o fuimos padres o trabajamos, o somos amigos de gente cercana a ella. Y así nos convertimos en transmisores de enseñanza, que existió para nosotros pero que también nosotros hacemos existir. Todos recordamos con nitidez muchas cosas aprendidas en la escuela primaria, y las recordamos distinto a aquellas de la secundaria. El primer germinador, el primer collage, la primera salida educativa, el primer acto donde me tocó bailar o leer el discurso, llevar por primera vez la bandera, y un sinnúmero de buenas y malas experiencias.
De aquí nacen las distintas miradas que se pueden tener sobre la escuela primaria. Podemos pensarla desde la enseñanza, pero no podemos dejar de reconocerla como el agente socializador más importante después de la familia. No solo porque a través de ella se organiza y realiza la transmisión de saberes seleccionados sino porque en esa selección hay una parte importante de “saberes para la vida” que, porque no se aprenden en la simple inmersión en la vida cotidiana, han debido asegurarse su aprendizaje.
La escuela se encuentra dentro –y forma parte de– una sociedad global. Y en esta se encarga de formar ciudadanos y ciudadanas. Por eso es que, más allá de aportar conocimientos, también debe aportar valores. Así, como agente socializador de gran trascendencia se ocupa de transmitir valores como la verdad, el amor, la solidaridad, el pensamiento crítico, el sentido moral, el trabajo colaborativo, la empatía… y una lista muy importante que les propongo a cada lector vayan completando.
Más allá de todo, feliz cumple Escuela Primaria Nº 1 de nuestro querido Monte Hermoso.