Sorpresa y admiración despertaron en los vecinos de playa unas fantásticas esculturas de arena, sensación que se repetía entre quienes pasaban por el lugar y en los que iban accediendo luego a las fotos publicadas en las redes sociales.
Detrás de la historia de esas figuras tan bellas y llamativas hay una familia del sur del país que desde hace mucho tiempo sabe de las virtudes de Monte Hermoso, dado que uno de sus integrantes lo ha elegido como destino turístico.
«Siguiendo la tradición de uno de mis hermanos, que veranea todos los años y que ama este lugar, esta vez decidimos reunirnos todos para vacacionar, abuelos, padres, nietos», cuenta Carina Ruggeri, que gentilmente respondió a nuestra consulta en nombre de esta familia originaria de Río Gallegos. «¡Qué bonita iniciativa! ¡Sí, está bueno compartir estas cosas!» se entusiasmó cuando tomamos contacto para saber más sobre las obras de arte que plasmaron en un sector céntrico de nuestras playas.
«Mi mamá y mi papá están casados hace 49 años y viven allá desde entonces; somos cuatro hermanos que con el tiempo y ya en la edad adulta nos fuimos separando, cada uno tomó rumbos distintos, yo vivo en San Juan, tengo un hermano que está en Buenos Aires, y el resto sigue en el sur», reseña Carina.
«La pasamos muy lindo en Monte Hermoso, la playa es muy amplia, el agua cálida, las olas espectaculares y el clima familiar es muy agradable», resume.
Sobre cómo surgió la idea de las esculturas dice que fue como una forma divertida y creativa de pasar el tiempo en la playa con los chicos (de entre 6 y 25 años, aclara).
«Primero empezaron los niños con un castillo, y al otro día mi hermana, que tiene inclinación por el arte y la arquitectura, propuso plantearnos algunos desafíos un poco más importantes. Empezamos con un carpincho, después hicimos una tortuga y a los dos días nos pusimos a la tarea de crear el dragón chino», sin dudas la más llamativa.
Muy linda la playa de Monte, lástima que los propietarios de alquileres y comercios se avivaron con los precios, más caro que Miami. Nos salvó la Coope, imposible salir a comer afuera, sólo para ricos.