El doctor Luis Marcelo Martínez, médico genetista, mágister en ingeniería genética y biología molecular, se refirió días atrás sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas candidatas contra el coronavirus.
El experto, que preside la Sociedad Argentina de Genética Médica, fue entrevistado por La Prensa junto a la Dra. Roxana Bruno. Martínez aclaró que sus declaraciones son a título personal y no institucional.
Sus afirmaciones se suman a la de muchos otros científicos y profesionales de la salud que ponen en tela de juicio el mensaje oficial que el gobierno ha dado a lo largo de la pandemia. Y específicamente, dada su especialidad, se ha manifestado sobre las vacunas contra el COVID y las consecuencias que podría tener su aplicación masiva.
Transcribimos sus declaraciones:
– ¿Qué es lo que tenemos que saber de estas vacunas de acuerdo con la revisión de estudios que usted hizo?
– Mediante esta revisión advertimos que la molécula planteada como puerta de entrada del virus al organismo, según su descubridora y otros investigadores, tiene expresión principal en el testículo y tiene una fuerte relación con la fertilidad y la reproducción humana. Todo esto está, desde luego, avalado por literatura científica.
Es dudoso que dicha enzima natural del organismo (ACE2) sea la puerta de entrada de un virus respiratorio. Entonces, si la vacuna tiene material genético, la función de esta molécula podría verse interferida y la esterilidad sería esperable como un efecto adverso.
– ¿Qué posibilidades hay de que las vacunas alteren genéticamente nuestro ADN?
– Es posible. Debemos diferenciar que existen tres vacunas candidatas: la vacuna vectorizada, la vacuna génica y la vacuna a virus atenuado. La vectorizada utiliza el adenovirus como vector para introducir secuencias génicas en el genoma humano y el objetivo sería que las propias células del organismo sinteticen moléculas proteicas virales.
De este modo, se estimula la producción de anticuerpos. Pero es poco probable que esto ocurra considerando que la propia maquinaria de síntesis celular del organismo produciría una molécula con pocas posibilidades de estimular la respuesta inmune esperada.
– ¿Qué características tiene la vacuna génica?
– La vacuna génica utiliza ARN y, dependiendo de las secuencias de estos fragmentos, se pueden esperar diferentes respuestas, entre ellas el silenciamiento del gen que codifica para la enzima ACE2.
– ¿Cómo funciona la vacuna a virus atenuado, como es el caso de la vacuna china?
– La consideraría mejor opción pero es necesario tener en cuenta que para producir una vacuna a virus atenuado es necesario disponer del virus aislado y purificado.
Las publicaciones científicas no han enunciado procesos completos de “aislamientos y purificación viral” hasta alrededor de mayo de 2020. Asumiendo que dichos aislamientos fuesen exitosos, estamos hablando de tiempos muy acotados para producir una vacuna que cumpla con las fases habituales antes de poder aprobarse.
– ¿Qué enfermedades puede desencadenar la modificación genética producida por una vacuna?
– Las principales son las autoinmunes y otras por control epigenético.
– ¿Eso ocurre cuando se introduce en el organismo un adenovirus con capacidad de modificar la genética?
– Sí o cuando introducís secuencias génicas extrañas. El organismo reacciona contra ese ADN y puede producir anticuerpos contra el ADN propio y, a partir de ahí, tener reacciones de autoinmunidad.
De hecho, se observan con cualquier vacuna en general. No estaríamos planteando efectos adversos desconocidos, sino que es mucho de lo que está documentado con la mayoría de las vacunas.
Pero, en este caso, el mayor riesgo potencial es la función que cumple la enzima ACE2 en el organismo humano. Es decir, la posibilidad de esterilización es real y, de hecho, ya se está observando en animales de experimentación. Los ratones sobre los que probaron no desarrollaron ni anticuerpos ni neumonía pero sí quedaron estériles.
– ¿Se considera usted “antivacunas”?
– Soy médico y me preocupo por la salud y el bienestar de mis pacientes y de la población en general. Lo único que digo es lo que está científicamente demostrado. Si las vacunas contienen metales pesados -porque los contienen- yo tengo que decir como médico cuál es el efecto de esos componentes.
Si las vacunas van a tener -y tienen- material genético o células de animales, tengo que decir cuál es el efecto de esos componentes. Acá no se trata de “pro” ni de “anti”.
Acá se trata de que en la medicina hay un dogma que dice “Ante todo no hacer daño”. Si vos intentás prevenir una enfermedad con las tasas de letalidad y mortalidad que se vienen observando, entonces el dogma médico ya no se cumple si es mayor el riesgo que el beneficio.
Considero que la manipulación del genoma humano como intento de inmunizar a la población puede ser un proceso excesivo y del cual no disponemos evidencia científica previa en cuanto a los riesgos potenciales y magnitud de los mismos. Eso no es ni “anti” ni “pro” vacuna. Eso es medicina.