La crema catalana es conocida también como crema quemada y tiene su origen en Cataluña, como era posible deducir.
¿Cómo nació este postre? Pues de una forma muy curiosa. En el siglo XVIII un obispo hacía una visita a un convento catalán y las monjas quisieron obsequiarle con un flan como postre, pero les quedó muy líquido.
Ante esta situación, comenzaron a darle al flan algunos toques distintos y el punto final fue añadir azúcar quemado.
Cuando le ofrecieron al obispo el postre, el azúcar aún estaba caliente, con lo que al tomarlo exclamó ‘¡crema!’, que en catalán significa ‘¡Quema!’, y este es el origen de su nombre.
Este postre es sumamente característico: se hace con yema de huevo, azúcar, harina de trigo o de maíz y leche aromatizada con canela y piel de limón, aunque a veces también se usa piel de naranja.
Esta crema incluso se puede usar para rellenar ensaimadas u otro tipo de bollería o pastelería.
Cuando no se usa como relleno se le da un toque final bastante especial: se espolvorea la superficie con azúcar blanca y se quema con una pala de hierro o un soplete.
Para finalizar, el postre se sirve en cazuelitas de barro, esto de forma tradicional, aunque también puede servirse en distintos platos de postre.
En la cultura popular se trataba de postres caseros que se comían los domingos y días de fiesta.
Ingredientes (para 6 personas)
-1 litro de leche entera
-8 yemas de huevo
-100 g de azúcar
-20 g maicena
-Corteza de limón al gusto
-Corteza de naranja al gusto
-Azúcar para caramelizar al gusto
-Canela en rama
Elaboración
Comenzaremos cascando los huevos y separando la yema de las claras. Estas no se tiran ya que pueden ser aprovechadas para otras preparaciones.
En una olla ponemos la leche a calentar con la corteza de limón, de naranja y la rama de canela.
Por otra parte en un bol mezclamos removiendo bien, el azúcar y la Maicena. Añadimos las yemas batidas y unimos todo con unas varillas.
Cuando la leche rompa a hervir vertemos la mezcla de yemas, azúcar y maicena que la pasaremos por un chino o colador grueso. Removemos a fuego medio y sin detenernos para que no se nos pegue, hasta que la mezcla vuelva a hervir de nuevo. Volcamos en unas cazuelitas individuales.
Dejamos enfriar sin tapar y espolvoreamos con el resto del azúcar. Quemamos con un soplete de cocina hasta que el azúcar se caramelice. Servir bien fría.