La noche del 8 de julio de 1983, cuando se hablaba de restauración y reapertura, el legendario hotel fue devorado por un incendio. Las versiones sobre el incendio intencional corrieron más rápido que el fuego, y pocos se las pudieron quitar de la cabeza
Un poco de historia
En 1900 el Dr. Félix T. Muñoz médico especialista en vías respiratorias visitó Villa Ventana y consideró que el lugar era propicio para un centro de salud y recuperación. Manuel Lainez rescatando esa idea y dueño de 3000 hectáreas de campo decide proponer a la «Compañía Británica del Ferrocarril del Sud» levantar en la zona un centro de salud.
La construcción comenzó en el año 1904 y la obra fue concebida por los Arquitectos Gastón Luis Mallet y Jacques Dunant, el constructor fue el italiano Antonio Gherardi con el estilo europeo Belle Époque.
El 11 de noviembre de 1911 se inauguró el nuevo Hotel con una fastuosa fiesta. En la ceremonia participaron 1300 invitados y el 30 de noviembre de 1914 se inauguró el ramal del tren de trocha angosta desde la estación de Sierra de la Ventana hasta el Club Hotel.
El 9 de julio de 1916, se festejó allí el centenario de la Independencia Argentina, con la asistencia de la Infanta Isabel de Borbón, el Príncipe Eduardo de Gales, el Presidente de Brasil, muchísimos políticos Argentinos, diplomáticos, embajadores, gente de la alta sociedad.
En el año 1917 y durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen se sanciona la ley de prohibición de los juegos de azar. Los propietarios del Club Hotel dispusieron su liquidación, cerrándose el complejo el 14 de marzo de 1920 y el ramal de trocha angosta el 21 del mismo mes.
En el año 1943, durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de 350 marinos integrantes de la tripulación del acorazado nazi Admiral Graf Spee fueron enviados por la Armada Argentina al ex Club Hotel para su internación bajo la vigilancia del Regimiento V de Infantería del ejército. Los tripulantes del Graf Spee dieron vida nuevamente al clausurado Club Hotel de Sierra de la Ventana, que fue reabierto como centro de detención durante los 2 años que duró su estadía en él. Tras la partida de los marinos volvieron al lugar el abandono y el olvido.
Comodidades de la época
El hotel contaba con un gran hall de entrada y sala de recepción, galería solarium, gran hall comedor o restaurante (con programa musical incluido), salón de fiestas donde se proyectaban las primeras películas y actuaban las principales figuras del teatro), sala de juegos (que incluían cuatro mesas de ruleta y ocho mesas de punto y banca), torre mirador (desde donde se disfrutaba la vista de las sierras).
También poseía enfermería, farmacia, sala de planchado, peluquerías, amplio gimnasio, depósito de 1000 m2 ubicados en el subsuelo, gran cocina compuesta por cuatro hornos de cocción, cervecero (con una capacidad de 300 l), sistema de ventiladores aéreos.
Motivo de admiración era el gran parque que rodeaba a la edificación con una superficie de 126 ha en el que podían verse, en medio de esos hermosos valles serranos, especies forestales como: pinos, cedros abetos, eucaliptus y olmos que habían sido plantadas por expertos paisajistas; poseía también un complejo deportivo formado por: gran cancha de golf de 18 hoyos, cancha de fútbol ubicada entre el anden de la estación y la margen derecha del arroyo Las Piedras, tres canchas de tenis de polvo de ladrillo.
Fotos: Luciano Bouquez
Contenido: Sergio Marto