Se cumple un nuevo aniversario de la partida física del Gral. Juan Domingo Perón. Ya pasaron 50 años, cinco décadas de retrocesos y desilusión. La obra peronista, que una vez soñó con una Comunidad Organizada, ha sido reducida a cenizas en una sociedad egoísta, individualista, inorgánica y desorganizada. Lo que una vez fue un proyecto de patria liberada, hoy es un país subordinado al nuevo colonialismo.
De la grandeza de Perón y su visión, no ha quedado casi nada. Hasta la historia del peronismo ha sido secuestrada y deformada, convertida en un relato ideologizado tanto por el liberalismo como por la socialdemocracia. Nos han arrebatado nuestro legado y lo han convertido en un instrumento para sus propios fines. Hoy, al recordar a Perón, solo nos queda un sabor amargo en la boca, el sabor de la derrota, de la traición, del deshonor.
Hasta mancillaron el cadáver de General, y nadie se preocupa en reclamar a los de La Coordinadora que nos devuelvan lo que se robaron: las manos de Perón. Ese ultraje simboliza la desidia y la falta de compromiso con nuestra propia historia y nuestra identidad. El pueblo argentino está solo y espera, desilusionado por un Partido Justicialista desunido y un Movimiento que se ha convertido en una sucursal ideológica de Europa.
A 50 años de la partida de Perón, lo que debería ser un día de homenaje y reflexión se convierte en una jornada de vergüenza. Pero no podemos quedarnos en la queja y la resignación. No somos llorones. Debemos recobrar nuestra dignidad como peronistas, luchar por la realización de una Comunidad Organizada. Ese es el camino para honrar verdaderamente la memoria del Gral. Juan D. Perón.
Hoy, al cumplirse 50 años de su partida, debemos reflexionar profundamente sobre el estado actual de nuestro país y del justicialismo. La traición y la desorganización no deben ser nuestro legado. Debemos recuperar su naturaleza revolucionaria, su espíritu de justicia social, independencia económica y soberanía política…o no seremos nada.
Solo cuando nuestra patria se convierta en una Comunidad Organizada, podremos todos juntos gritar con orgullo: «Gracias, mi General, su pueblo ha cumplido». Ese día llegará, porque el fuego del peronismo verdadero nunca se extingue. En nuestra lucha y en nuestra unidad, reside la esperanza de un futuro mejor.