Días atrás, difundimos la peripecia de una familia oriunda de Longchamps, localidad del Gran Buenos Aires, luego de que filmaran el hallazgo de un pingüino bebé en la costa, en nuestras playas, a unos dos mil metros de la bajada del camping Americano, donde se alojaban.
Al toparse con el animalito, Yesica Berot y su marido tomaron contacto con el Museo de Ciencias Naturales para informarse sobre cómo proceder. “Llamamos por teléfono, nos atendió Maira muy amablemente y nos pidió que lo traslademos porque no tenían medios para ir a buscarlo” nos contaba Yesica.
Así fue como, siguiendo las indicaciones, lo cubrieron y lo llevaron hasta las instalaciones del Museo. Rápidamente fueron atendidos y conducidos hacia una “reserva de pingüinos” propia del lugar donde los veraneantes se sorprendieron al constatar que había ya otros ejemplares. Allí les informaron que son estabilizados y que son trasladados a Bahía Blanca a medida que se van recuperando.
Voz autorizada
Para saber más sobre este tema y profundizar acerca de estos cuidados que se llevan a cabo con los pingüinos que aparecen en la costa, nos contactamos Natalia Sánchez, directora del Museo Vicente Di Martino.
“Desde hace ya varios años que venimos abordado la aparición de los pingüinos en la costa de Monte Hermoso”, introdujo Natalia.
La especialista nos contó que luego de recibirlos, los colocan debajo de lámparas de calor para elevarles su temperatura corporal, y los hidratan. “No se los alimenta ni se los moja, como el común de la gente puede llegar a creer; muchas veces se cree que si el pingüino está fuera del agua, o si no tiene hielo se muere, pero es todo lo inverso” aclaró.
Es que al no tener la capa de grasa que los protege del frío, parte de sus plumas empiezan a perder la impermeabilidad. Cuando el agua penetra entre sus plumas, toca la piel, y eso hace que empiece a bajar su temperatura corporal o incluso lleguen a tener hipotermia.
“Los pingüinos que aparecen en nuestra costa son juveniles: se tratan de animalitos que han nacido en la temporada anterior y, para muchos de ellos, es su primera experiencia viajando desde el Sur de la Patagonia hasta el Sur de Brasil” explica Natalia.
Traslado y rescate
Monte Hermoso funciona como sede, razón por la que muchas veces recibe pingüinos de otras playas como Pehuen Có y Reta. Luego de los primeros auxilios, son trasladados a Bahía Blanca.
En la vecina localidad, los reciben en la Estación de Rescate de Fauna Marina, entidad que está bajo la supervisión del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS).
Se les hacen análisis de sangre y tratamiento de parásitos. A los ejemplares que están en mejores condiciones se les administra líquido y alimentos más sólidos.
“Una vez que estos pingüinos llegan al peso ideal y que ya tienen todas sus plumas cubiertas por esa materia grasa que van segregando y que se van acicalando con su pico para que desarrollen su impermeabilidad, se arma un grupo de no menos de diez de estos animales para que puedan ser liberados”, amplía Natalia.
“El año pasado tuvimos la suerte de hacer una liberación en nuestra costa. Este año veremos si alcanzamos a juntar diez pingüinos porque aparecen muchos en la playa pero como su estado es tan malo, muchas veces no llegan ni siquiera a pasar la noche en las instalaciones o, a veces, llegan a Bahía y también mueren en el camino”.
Fruto de los estudios basados en las experiencias de estas apariciones, los investigadores deducen que los pingüinos empiezan a hacer una migración de muchos kilómetros, sin la fuerza, ni el peso ni la materia grasa necesarios para llevarla a cabo, por lo que todo eso hace que el animal vaya quedando a mitad de camino.
Recomendaciones
La directora aprovechó nuestro acercamiento para brindar algunas recomendaciones dirigidas a quien encuentra un ejemplar de pingüino.
- En primer lugar, no obligarlo a volver al mar. En otro caso, si el animal está en el agua y busca salir, darle el espacio para que pueda hacerlo.
- No amontonarse a su alrededor, ya que el animal va a intentar seguir nadando y va a perder las pocas fuerzas que le quedan.
- Una vez que está en la orilla, lo ideal es sacarlo del agua para que no se siga humedeciendo, colocarlo al sol, taparlo con una toalla o manta y en lo posible, llevarlo lo más rápido que se pueda al Museo de Ciencias Naturales para que lo puedan colocar bajo las lámparas de calor y darle agua.