“La edad de los chicos que van a festejar es cada vez más baja y la onda que eligen muchos es juntarse en una casa y pasar la noche ahí antes que ir al boliche”.
En mayor o menor medida, esa fue la tendencia que registró la 29ª edición de la Fiesta Nacional de la Primavera que vivió nuestra ciudad el pasado fin de semana, con jóvenes y adolescentes de distintos puntos del país que celebraron el día del estudiante y la llegada de la estación más esperada en nuestro balneario.
“Hubo mucha seguridad y no se observaron peleas ni problemas en las calles”, fue la opinión de Milagros Hermann, de 24 años, una de las bahienses entrevistadas por este medio.
“Como futura arquitecta me copé viendo construcciones bellísimas que, a su vez, van muy avanzadas, porque las levantaron en terrenos donde, el último verano, solo había yuyo y arena. Quedó bárbaro el camino nuevo -todo asfaltado- que une el centro de Monte con el Sauce. ¿Qué más puedo decir? Que la ruta, tanto de ida como de vuelta, estuvo cargada pero tranquila”, expresó quien lleva casi una década eligiendo a Monte todos los 21 de septiembre.
Victoria Di Lorenzo, de 16 años y alumna del cuarto ciclo de la Escuela Nomal, experimentó la primera Fiesta sin sus padres (Laura y Rafael). Fue el viernes y volvió el lunes, como para no perderse nada.
“Te encontrás con todo el mundo y eso es lo más lindo. Con mis amigas solo salimos a bailar una noche; andábamos mucho, por el centro y por la playa. Monte tiene el encanto de esos atardeceres magníficos, imperdibles. No vi circulación de alcohol y sí muchos policías caminando por donde más concentración de gente había. El fin de semana estuvo espectacular climáticamente hablando y la pasé genial”, comentó Vicky.
Otra que le dio un “10” a su estadía fue Valentina Gullaci, de 14 años y cursando en la EEM Nº 12. “En Monte hice la vida con amigas que por ahí no puedo llevar a cabo en Bahía”, reconoció, considerando también que “el centro estaba limpio y, por lo que se vio, la gente fue a disfrutar”.
El turno de ellos
El picado en la playa o el chapuzón desafiando cualquier temperatura suelen ser “cosas de hombres”.
Benjamín Rodríguez, de 17 años, a punto de egresar de la Escuela de Comercio y actual futbolista de Liniers, cumplió con su segunda primavera, y solo en ciertos aspectos rutinarios pudo comparar una con otra.
“Le dimos a la pelotita como locos en la arena; casi ni salimos, la idea era estar con amigos, disfrutar, charlar y pasarla bien. Monte creció mucho, el centro se alargó a lo ancho y es un clásico bajar a la playa y quedarte hasta la noche. No te corren los horarios ni la actividades de cada día; fue un finde para poner en un cuadrito”, señaló su amigo Gaspar Mariezcurrena, quien va a quinto año del Claret y juega al básquet en el club Argentino.