El fin de semana del 16 y 17 de diciembre del 2023 ha quedado, lamentablemente, marcado cómo trágico e histórico para la República Argentina y más aún para nuestra región y otras de la provincia de Buenos Aires y en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
En esas zonas se vivieron largos minutos de horror y horas devastadoras, que quedarán marcadas en la memoria de todos los que estuvieron en peligro, y sobre todo de aquellos que perdieron a un ser querido.
En Bahía Blanca, el temporal dejó al menos 13 personas fallecidas (según se informa oficialmente) y centenares de heridos, muchos de gravedad, como consecuencia de las tormentas con poderosas ráfagas de viento que llegaron a los 190 kilómetros por hora.
El fenómeno alcanzó el pico más dramático en la ciudad cabecera de nuestra región en las primeras horas de la noche del sábado 16, siendo azotada por una línea de tormentas que tomó una curvatura determinada hasta dejar formado un peligroso fenómeno llamado ‘bow-echo’ (en castellano, eco en forma de arco), también conocido como “derecho”, según describe Marina Fernández en el sitio Meteored.
¿Qué desató el temporal?
“Lo que sucedió ese fin de semana en AMBA y en el interior de la provincia en términos climáticos es lo que se conoce como un Sistema Convectivo de Mesoescala (SCM) de gran intensidad, que se caracteriza por vientos extremos”, explicó Paola Salio, investigadora del CONICET en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA, CONICET-UBA) para una nota en Conicet, por Cintia Kemelmajer.
La particularidad de esta tormenta, que se expande por varios cientos de kilómetros y en total duró cerca de diez horas, por lo cual recibió el nombre de “derechos”.
“Los derechos se mueven muy rápidamente formando un frente de ráfagas que siguen la misma dirección que la tormenta y generan vientos muy intensos, aunque es importante señalar que muchas veces se asocia todo viento intenso a un tornado y eso es incorrecto”, afirma la científica.
Además, dado que la tormenta se produjo durante la noche, es muy difícil de poder visualizar el clásico embudo tocando tierra, por eso, la única forma de evaluación posible es a través de los daños que existen en el área.
Por el momento, «los daños observados a través de medios de comunicación y redes sociales no evidencian de forma clara que haya ocurrido un tornado», dijo Salio.
Sin embargo, al momento de realizar el informe, se habla de al menos una huella de daños, en el noreste de la Ciudad de Buenos Aires cercana a Aeroparque, de la cual se sospecha que esté relacionada con la traza de un tornado, por lo tanto se deberá seguir relevando y analizando.
¿Qué es un “bow-echo” o “derecho”?
Un bow-echo es una organización convectiva de escalada menor a la de un SCM, que se evidencia en los llamados “derechos”, en su manifestación más severa, que producen múltiples ráfagas de vientos muy intensos.
En la bibliografía se pueden encontrar muchos trabajos observacionales de estos “derechos”, y también investigaciones basadas en simulaciones, como los trabajos de modelado numérico (de Weisman 1993, por ejemplo), para poder comprender todos los procesos físicos involucrados en la evolución y desarrollo de un eco de arco.
Según los investigadores Marcela T. Brizuela, R. Vidal, Yanina G. Skabar, Matilde Nicolini y Luciano Vidal, en un caso de estudio de derechos en el 2008, en provincia de Buenos Aires, existe una probabilidad importante de que este tipo de organización convectiva conduzca a fenómenos de tiempo severo (vientos intensos cerca de superficie, granizo, precipitaciones intensas y en algunos casos tornados), con sus consecuentes daños infligidos en personas o propiedades.
El sistema de tormentas que azotó a nuestra región, especialmente a Bahía Blanca, y horas después también se formó y atravesó el AMBA reflejó el patrón de un derecho: extensas líneas de tormentas con cientos de kilómetros de largo, avanzando de oeste a este y de sur a norte a través de la provincia, en donde el fenómeno más destacado fueron sin dudas las ráfagas de viento producidas por los «downbursts» (corriente de aire muy violenta, que desciende de la tormenta), que pueden alcanzar velocidades muy por encima de los 100 km/h.