El inicio de la campaña agrícola 2024/25 en Argentina ha estado marcado por condiciones climáticas variables y la aparición de malezas y enfermedades en diversas zonas productivas. Uno de los factores más influyentes ha sido la emergencia temprana de malezas, favorecida por las primeras lluvias de la temporada.
Aunque estas precipitaciones resultaron beneficiosas para los cultivos, también promovieron la proliferación de especies difíciles de erradicar, lo que podría comprometer el éxito de los barbechos si no se implementaron medidas de control a tiempo. Por ello, el manejo temprano de estas malezas es clave para asegurar un adecuado desarrollo de los cultivos.
A pesar de estas dificultades, si las condiciones climáticas se mantienen dentro de parámetros normales, se estima que la producción nacional podría alcanzar los 143,2 millones de toneladas, permitiendo que las exportaciones de granos, aceites y subproductos registren el tercer mayor volumen de su historia.
No obstante, la escasez de lluvias ha impactado negativamente la humedad del suelo, lo que exige a los productores un monitoreo constante de las condiciones ambientales y la aplicación de estrategias preventivas para minimizar pérdidas.
Impacto del clima y caída en las estimaciones de cosecha
Si bien las lluvias de febrero trajeron algo de alivio, la sequía de enero dejó daños irreversibles en los cultivos de verano. El comienzo de 2025 estuvo marcado por una combinación de altas temperaturas y déficit hídrico, afectando gravemente el crecimiento de los cultivos estivales, especialmente la soja y el maíz.
Inicialmente, la campaña presentó un panorama prometedor, con una mejora en las reservas hídricas entre octubre y diciembre. Sin embargo, el inicio del nuevo año revirtió esta tendencia, provocando una reducción en las estimaciones de cosecha.
Estado actual de los cultivos
En el caso de la soja de primera, con el 55 % del cultivo en pleno llenado de granos y el 45 % en sus primeras etapas, las posibilidades de recuperación son limitadas. En la región núcleo, el 35 % de los lotes se encuentra en condiciones regulares a malas, el 40 % en estado bueno y el 25 % restante en condiciones muy buenas a excelentes.
La soja de segunda ha sido el cultivo más afectado, con el 80 % de los lotes en condiciones regulares o malas dentro de la región núcleo. La severidad de la sequía ha comprometido significativamente su potencial productivo.
A nivel nacional, según el Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BdeC), más del 60 % de la soja se encuentra en condiciones normales a excelentes, con niveles hídricos adecuados a óptimos. Sin embargo, fuera de la región núcleo, el panorama sigue siendo incierto.
En cuanto al maíz, a pesar del impacto de la sequía, la siembra con destino a grano finalizó, alcanzando 6,6 millones de hectáreas. Sin embargo, en algunas zonas la cosecha ha comenzado de manera anticipada debido a las temperaturas extremas y la falta de agua, que aceleraron el ciclo productivo.
El girasol ha mostrado una mejor resistencia a las condiciones adversas. La cosecha avanzó un 1,1 % intersemanal, cubriendo el 9,5 % del área apta. En el sur del área agrícola, más del 60 % de los lotes aún transita entre floración y llenado de grano, con más del 90 % en condiciones normales a excelentes.
Concluimos que la campaña agrícola 2024/25 se caracteriza por la volatilidad climática y la necesidad de estrategias de manejo eficientes. La vigilancia constante de las condiciones ambientales y la implementación de medidas preventivas son fundamentales para mitigar el impacto del clima en la producción.
A pesar de los desafíos, la resiliencia del sector agrícola y la adaptación a las condiciones adversas serán claves para alcanzar los mejores resultados posibles en esta campaña.