Esto viene sucediendo hace ya un tiempo. Las restricciones le dan un poco más de aire, a las personas y a los locales. Pero… el ejecutivo les dio la mano y se tomaron hasta el codo, como suele decirse.
Esto es lo que pasa con los locales bailables, devenidos en bares para poder abrir, pero que funcionan como antes, como si nada sucediera.
Varios casos para repasar
Uno de los más recientes fue el de “Bronx”, ubicado en la calle Fuerte Argentino. Hace unos días fue clausurado por funcionar como boliche sin habilitación y por no cumplir con los protocolos sanitarios.
Hay que recordar que hace unas semanas, a una joven de 26 años se le cayó un parlante en la cabeza en dicha cervecería. El hecho ocurrió en el mismo lugar que fue clausurado hace unos días, por otra situación.
En la noche de ayer fueron otros dos los lugares cerrados: el conocido “Pajas Bravas” y el bar “El Roble”. En el primero, había más de 400 personas. De más está decir que no se cumplía ninguna norma sanitaria.
En el caso de El Roble, ubicado en Estomba al 900, había más de 80 concurrentes. Se procedió de la misma manera que con el boliche de la calle Sarmiento.
Pero no son solo estos casos. A pesar de no haber tenido ninguna clausura, hay fuentes que nos confirman que otros locales funcionan de la misma manera. Es el caso de “El quincho del club”, por ejemplo.
Un bar que era un anexo del club que funcionaba como boliche. Con la vuelta de las aperturas, el club pudo abrir solamente el bar, ubicado en el mismo predio.
A pesar de ser un bar, sucede lo mismo que con los otros casos nombrados, funciona como local bailable. Ni siquiera se respeta la distancia en las filas para ingresar.
Los casos son varios.
Realidad paralela
De vez en cuando se ve una clausura, que parece mantenerse hasta que el tema ya no está en boca de los bahienses. Después vuelve a comenzar todo de nuevo.
En época de cuidados sanitarios y de una realidad totalmente diferente, la noche bahiense parece haberse quedado en el tiempo, en aquel momento de normalidad absoluta en el cual no pasaba nada.
La responsabilidad social no ha funcionado en muchos planos, como así tampoco la apelación a la solidaridad individual y colectiva.
La segunda ola parece ser inminente, los casos aumentan día a día. A pesar de que la campaña de vacunación avanza, es necesario que se controlen estas actividades.
Lo que hay que cumplir es simple, parece increíble que no se pueda. Son solo tres normas: distanciamiento social, barbijo y lavado de manos. Cuidándose uno, cuida al otro.