Hacía mucho tiempo que el orgullo nacional no se conmovía con la Fórmula 1 y esto sucedió gracias a este pibe llamado Franco Colapinto quien no solo nos sorprendió a nosotros sino también al mundo con su habilidad en la conducción de una máquina del máximo nivel automovilístico.
Un joven que reúne las condiciones necesarias para estar en ese lugar, un carisma que hipnotiza desde su humildad, educación, respeto y agradecimiento; y una osadía y desfachatez argentina para atreverse a todo.
De esa mezcla, surge este joven, que según dicen los expertos, ya se ganó un lugar en la categoría y lo merece. El domingo sufrió su primer gran desencanto cuando hubo de abandonar la carrera luego de chocar en unas condiciones pésimas debido a la lluvia que no cesaba.
Si bien no fue el único que sufrió las consecuencias del clima, si fue uno de los que más lamentó el hecho y al que no le alcanzaron las palabras para pedirle perdón a su equipo, que en esas condiciones poco alentadoras hizo un gran esfuerzo para arreglar el auto que ya había sido averiado en las pruebas de clasificación (lo mismo le sucedió a otros). Pero se pusieron y lo tuvieron en condiciones para que apenas unas pocas horas después estuviera en el puesto 12 en la largada.
Allí Colapinto demostró su coraje y estrategia, pero no le alcanzó para sortear los desafíos de una pista llena de agua. Primera desilusión de otras que vendrán (aunque esperamos que no sean tantas). Miles de argentinos acompañando en Brasil y un país entero que recuperó el sueño de un piloto en el máximo nivel.
Un homenaje al Lole Reutemann en el casco y una vida por delante para enfrentar lo que venga. ¡Cuán feliz ha hecho al pueblo este pibe! Cuánta falta nos hacía un deportista de esta dimensión, que nos haga soñar otra vez con un lugar en esta categoría.
Alfonsín y Milei
Pero más allá de las alegrías, nuestro presidente nos sigue dando dolores de cabeza. Y sí. Se metió con una figura incuestionable: la del presidente Raúl Alfonsín. Tuvo desafortunadas declaraciones, que más allá de ser repudiadas por una UCR tibia, adormecida, desdibujada y sin presencia, despertó el análisis de los analistas políticos, que no defienden la figura de Alfonsín por fanatismo sino porque por algo está denominado “el padre de la democracia”.
Porque le tocó atravesar momentos muy difíciles en su presidencia de retorno a la democracia, allá por 1983. No hace falta repasar hechos, solo recordar que su gobierno sufrió 13 paros nacionales, que se fue del poder sin un solo juicio a su investidura y a su persona, y que hizo juzgar y encarcelar a los responsables de la época más oscura de nuestro país, a los usurpadores del poder cuyos representantes habían sido electos por el voto del pueblo. Por eso, el ataque del presidente Milei, más allá de ser desafortunado y demagogo, deja a la vista una vez más a un personaje oscuro y miserable. Que desarrolla un gobierno lleno de improperios, insultos y desacreditaciones; y que cree que en nombre del orden que supuestamente está poniendo en el país, puede avasallar a las instituciones y contra el estado que le dio el poder que tiene, más allá que con el voto del pueblo. Con un 53% “dibujado”, cuando millones de ciudadanos lo votaron porque no iban a votar jamás un candidato peronista.
La consultora Focus Market, realizó un estudio que refleja que el salario creció en dólares y que la inflación comienza a desacelerar en los rubros básicos como alimentos, bebidas, indumentaria, calzado. Expresa su director, Damián Di Pace, que esto sucede porque las tarifas han aumentado con respecto al primer cuatrimestre (luz, gas, teléfono, agua, transporte público) como también los servicios vinculados a la salud, educación y comunicación. Este sería el motivo por el que el sueldo sigue sin alcanzar.
Según el INDEC el salario evoluciona. En julio de 2024 subió un 7,5% y así comienza a ganarle a la inflación; en forma mensual, pero estando aún por debajo de la inflación interanual.
Podemos apreciar una mejor perspectiva sobre el poder de compra de la sociedad: en los últimos nueve años, el salario ha subido un 8.000% en pesos y la inflación un 10.927%. La conclusión es triste e inevitable: la inflación es letal. No falla. La inflación destruye el salario y la calidad de vida de los argentinos.