Tras el fallecimiento del papa argentino, producido en la madrugada del lunes 21 de nuestro país, la Santa Sede ya inició el proceso de reemplazo siguiendo el protocolo establecido, que en principio prescribe que no puede alterarse nada en el gobierno de la Iglesia mientras dure el interregno.
En este período entre el fin de un pontificado y la elección de un nuevo papa, conocido como sede vacante, el denominado camarlengo conduce la administración y las finanzas del Vaticano, que en esta ocasión es el prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, cardenal irlandés Kevin Farrell, quien por eso fue el encargado de dar a conocer la noticia de la muerte de Jorge Bergoglio este lunes.
Luego del luto oficial por la muerte del papa (período de nueve días) se convoca al cónclave, la asamblea de los cardenales electores constituida para escoger al papa, que según la última reforma del procedimiento, de 1996, la fórmula de elección es el voto secreto por quórum de dos tercios o bien por mayoría absoluta.
Del cónclave participan los 252 cardenales que tiene la Iglesia, aunque el derecho a votar está limitado a los menores de 80 años, quienes ingresan a la Capilla Sixtina, cuya puerta se cierra con llave para las deliberaciones, de allí el término, cónclave, que significa «con llave».
Producidas las deliberaciones suele haber dos votaciones por la mañana y dos por la tarde hasta que se elige al nuevo pontífice. La manera de informar a los fieles del desarrollo del cónclave es la siguiente: una vez contadas las papeletas en las que se anotaron los nombres votados, se procede a quemarlas. Si la votación no tiene un vencedor por los dos tercios requeridos, químicos mediante, el humo que se ve desde la chimenea de la Capilla Sixtina es negro. Si hay papa, el humo es blanco.
El papa electo elige el nombre con el que será identificado y se convierte, automáticamente, en obispo de Roma. El decano del Colegio de Cardenales anuncia en latín el nombre del nuevo pontífice, con las palabras «Habemus Papam» (tenemos papa). Acto seguido, el flamante líder de los católicos saluda desde el balcón de la Basílica de San Pedro e imparte la bendición «urbi et orbi».
Cuatro argentinos en el cónclave
Los cardenales Víctor “Tucho” Fernández, Vicente Bokalic Iglic, el jesuita Ángel Sixto Rossi y Mario Poli serán los únicos cuatro argentinos, sobre el total de 138 en condiciones de votar, que viajarán a Roma para participar de la elección. Van a elegir y también pueden ser elegidos.
Los cuatro fueron nombrados por Jorge Bergoglio, al igual que el 80 por ciento de los integrantes del cuerpo encargado de elegir a quien tendrá la difícil tarea de suceder al primer papa Latinoamericano.