El 24 de marzo es una fecha de conmemoración y homenaje. Una jornada que recuerda las épocas más oscuras de la historia argentina y repasa los terribles acontecimientos ocurridos durante un tiempo en el que prevalecieron la violencia y la ausencia total de derechos humanos.
Este año, nuevamente Monte Hermoso será escenario de la vigilia organizada en la Plaza de la Memoria. La actividad tendrá lugar el domingo 23 a partir de las 22 en Pedro de Mendoza y Fossatty, donde se convoca a la comunidad a compartir un espacio de reflexión, expresiones artísticas y encuentro.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano escribía “Bienvenido” en el diario El País el 18 de enero de 1988:
El poeta Juan Gelman ha vuelto a la Argentina. Ahora la ciudad de Buenos Aires ha recuperado, entero, a su poeta. No falta ni un solo pedazo de él.
Un juez, que había sido nombrado por la dictadura militar, quiso obligarlo a pagar para volver. Entre otras condiciones, el juez pretendió imponerle una caución equivalente a 16 mil dólares. Juan se negó a humillarse y finalmente la Cámara Federal tuvo el buen gusto de acabar con una situación que era casi tan infame como ridícula.
Ya era hora. Hacía un rato largo que había gobierno civil en la Argentina, y Juan seguía desterrado de su fuente de furia y de belleza.
Él es el autor de algunos espléndidos poemas de la lengua castellana, pero sobre todo es el autor de esta hazaña: la proeza de una muy herida fuerza de hermosura que se salva de la aniquilación y es capaz de ofrecerse, crecida, a los demás.
Es seguro que habrá más penas y olvido. Bastante mandan, todavía, con democracia y todo, los que tanto mandaron. Pero quizás este reencuentro de la ciudad y su poeta sirva de augurio al año que nace. Quizás anuncie buenas cosas para la dignidad humana y la afirmación democrática; quizás anuncie que, más temprano que tarde, los asesinos caerán como un resto de barro pegado a la suela de los zapatos.
Finalmente, se recuerda uno de los poemas más emblemáticos de Juan Gelman, “El juego en que andamos”:
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
Juan Gelman