El rendimiento del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (SUPA) en su primera temporada en la Liga de Fútbol de Coronel Dorrego no pasó desapercibido. El equipo portuario, que llegó cargado de incógnitas tras su participación en ligas menos exigentes como la de Villarino, logró transformar las dudas iniciales en elogios generalizados gracias a un fútbol bien trabajado y una identidad clara en el campo de juego.
De menor a mayor, así podría definirse el año del SUPA. Con una primera mitad de temporada en la que los resultados no reflejaron lo demostrado en la cancha, y un cierre en el que el equipo mostró su mejor versión, el balance es más que positivo. Bajo la dirección técnica inicial de Plácido Sangronis y luego con la llegada de Horacio Azzolini, el SUPA no solo mejoró en lo futbolístico, sino que terminó siendo un ejemplo de cómo competir en una liga tan demandante como la dorreguense.
El cambio de técnico fue clave para el despegue del equipo. La impronta del “Colo” Azzolini no solo trajo un aire renovado, sino que potenció a un grupo que ya tenía una idea de juego sólida.
En la segunda mitad del año, las incorporaciones cumplieron con creces, y el SUPA se convirtió en un rival temido en la liguilla, donde quedó eliminado en octavos de final, pero dejando una imagen de solidez y competitividad.
Desde el arquero David Rodríguez, que siempre respondió a la altura, hasta jugadores como Yonathan Romero, Bruno Devolder, Claudio Acuña, Enzo meloni, Matías Fernández, Juan Manuel Carnero, la experiencia de Giuliano Massarella y Malcom Yañez, quienes aportaron su versatilidad, el equipo mostró un rendimiento parejo, aunque sin figuras individuales descollantes pero sí con un funcionamiento regular en todas las líneas. Sin embargo, esa regularidad fue uno de los puntos fuertes del SUPA: todos sabían a lo que jugaban y cómo lo harían.
Por supuesto, el camino no estuvo exento de desafíos. El equipo deberá ajustar algunas cuestiones extrafutbolísticas, como aspectos de conducta y el manejo ante situaciones arbitrales aparentemente desfavorables. Estos factores, que podrían considerarse el “derecho de piso” de un equipo en transición entre ligas, serán fundamentales para consolidar su lugar en la Liga de Coronel Dorrego en 2025.
En definitiva, el SUPA no solo cumplió con las expectativas, sino que las superó. En un debut siempre complicado, logró hacerse un lugar en la conversación futbolística de Coronel Dorrego, destacándose por su propuesta de juego y su capacidad para adaptarse a un nivel de competencia más exigente. Con la experiencia ganada este año y la continuidad del Colo Azzolini, todo indica que el SUPA será aún más competitivo en la próxima temporada.
El análisis de 2024 deja un sabor satisfactorio: el SUPA fue regular, competitivo y dejó huella en su primera incursión en una de las ligas más importantes de la región. Ahora queda esperar al 2025, donde, sin dudas, este equipo portuario intentará dar un paso más en su consolidación como protagonista del fútbol dorreguense.