En lo referente al lenguaje se denomina “africanismo” al vocablo, giro o rasgo fonético, gramatical o semántico de origen africano (también remite a la influencia de costumbres y usos africanos en otros pueblos y amor o apego a lo africano).
Aunque suele desconocerse, hay muchas palabras de uso frecuente que tienen su origen en las lenguas que trajeron los esclavos desde fines del siglo XVI y durante el XVII cuando llegaron los primeros africanos al Río de La Plata, provenientes de Angola, Congo, Mozambique, y otros países del sudeste de África.
Morondanga
Se estima que existen alrededor de 1.500 vocablos argentinos de ese origen, entre ellos «morondanga», que según la RAE proviene de “morondo” (pelado) y “anga” (sufijo que da sentido peyorativo).
La Real Academia la define como “cosa inútil y de poca entidad; mezcla de cosas inútiles; enredo, confusión”.
Aunque su uso se ha ido reduciendo, todavía es común utilizar la expresión de morondanga para referirse a “algo despreciable, de poco valor” (una película de morondanga).
Es sinónimo de «burundanga», término que suele utilizarse en su acepción de “sustancia soporífera”.
Otros africanismos
Entre otros términos que que se utilizan a diario, figura cumbia, derivada de cumbe, que se traduce como “celebración, festejo o jolgorio”.
También bomba, mina, tango, mucama, zombi, caramba, mondongo, tarima, punta, tilinga, chicana, bombo, maraca, zumbar, chimpancé, banana, tongo, y quilombo.
Hay muchas otras del lunfardo argentino que se reconocen de inmediato como africanas de origen, entre ellas safari, ¡epa!, milonga, vudú, zamba, tanga, macaco, marote, bobo, mochila, bancar, capanga, minga, macana, cachimba, tumba, bujía, catinga, ganga, tambor, botón y chongo.