Dichos y palabras. Del campo a la ciudad por la vía del lunfardo: «crotos», «croteras» y «linyeras»

Origen de la palabra linyera

Aunque con mucho menos uso cada vez, «croto» es un término específico del lunfardo argentino y por lo tanto no lo recoge la RAE en el diccionario del habla castellana, aunque sí como “sinónimo de ricino” (en Cuba y República Dominicana).

Croto es un apelativo, surgido de un hecho político, utilizado para aludir de modo despectivo a una persona descuidada en su vestimenta y en su aspecto exterior.

«Linyera», en cambio, derivada del italiano ‘lingera’, también expresión lunfarda, llegó al diccionario, donde figura como de uso en Argentina, Bolivia y Uruguay para designar a una “persona vagabunda, abandonada, que vive de variados recursos”. La palabra se asocia con «ciruja», más difundida en la actualidad.

En nuestro país, la diferencia entre los términos radicaba en que el croto era alguien que deambulaba en búsqueda de trabajo mientras que el linyera busca independencia y libertad y por lo general prefiere la soledad.

Ciruja es otro lunfardismo, abreviación de la palabra “cirujano”, ya que el ingenioso humor popular comparó la actitud de esta clase de vagabundos con la de los cirujanos por el modo como extraían minuciosamente cosas que les serían útiles, en este caso no de un cuerpo humano sino de los depósitos de residuos.

Origen de ‘croto’

El mote se vincula con el abogado, productor agropecuario y político José Camilo Crotto, quien fue gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1918 y 1921.

Durante su gobierno, sancionó un decreto que autorizaba y permitía a los peones rurales (también llamados trabajadores golondrinas ya que migraban como esas aves) viajar gratis en los vagones de trenes cargueros para trasladarse entre una localidad y otra.

No tardó mucho para que los guardias y trabajadores ferroviarios comenzaran a decirles a los que se valían de ese decreto que “viajaban por Crotto”, en clara alusión al gobernante, lo que se fue difundiendo hasta que se generalizó designar a este grupo de personas como “los crotos”.

Con el avance de la tecnificación en el agro, los puestos de trabajo temporales de los crotos fueron desapareciendo. La necesidad de mano de obra rural fue menguando, pero muchos linyeras seguían utilizando los favores del decreto de Crotto.

Entonces, linyera y croto pasaron a ser sinónimos, para describir a cualquiera que estuviera vestido con harapos o ropa sucia. En la actualidad casi no se los ve por los caminos. El linyera rural como forma de vida ha desaparecido pero el trabajo golondrina aún existe en ciertas regiones del país.

Al finalizar sus cargos públicos, José Crotto se instaló como estanciero en la zona de Dolores. En su honor existe la localidad de Crotto con su estación ferroviaria en el partido de Tapalqué y el paraje Esquina de Crotto en el partido de Tordillo, ambos en la provincia de Buenos Aires.

Crotera

Las ‘croteras’, ni más ni menos que unas casitas pequeñas, podrían haberse llamado ‘refugios’ para albergar a los ‘crotos’. Les decían casitas pero eran una construcción baja de cuatro paredes y techo, de un ambiente normalmente.

Sin cocina ni mucho menos baño. En esa época en el campo solo tenía baño la casa del dueño, los peones usaban letrinas.

Un ejemplo incontrastable de la solidaridad tan propia de los argentinos, eran, para los crotos, un refugio del frío en donde poder tirar un catre o un colchón y dormir.

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