Muchas veces, una frase, un dicho, ahorran palabras para explicar en tono figurado una situación determinada, para sintetizar un estado de ánimo, o calificar algo o a alguien.
Construcciones idiomáticas de uso generalizado que se van transmitiendo oralmente de generación en generación, se utilizan en contextos en los que, por tradición, se sabe que encajan, pero por lo general sin reparar en su origen, aunque algunas se explican por sí solas o es fácil intuir su derivación.
Veamos algunos ejemplos.
«hinchapelotas»
Bien rioplatense, el nacimiento de la expresión no solo sirvió para la difusión de la expresión vulgar y malsonante utilizada para describir a una persona fastidiosa o irritante sino también para definir al fanático del fútbol.
En el Club Nacional de Fútbol de Uruguay, a principios del siglo pasado, un señor llamado Prudencio Reyes era el encargado de inflar las pelotas, acción que en aquel momento denominaban “hinchar”. Ferviente para alentar a su equipo Don Prudencio fue bautizado como “el hincha pelotas”, dando lugar además a la expresión “hincha” para denominar a los simpatizantes de cada club. (Foto del encabezado, estatua de Reyes en el club uruguayo)
«acá hay gato encerrado»
Expresa que hay una razón oculta o secreta, o manejos turbios. Se usa para expresar desconfianza o sospecha sobre un asunto que no parece del todo transparente.
En la España del medioevo se utilizaban unos pequeños monederitos hechos con piel de gatos en los que se guardaban pequeños objetos de valor, monedas, joyas, que se escondían en un lugar poco accesible de la casa. Cuando ladrones planeaban un robo en el lugar era usual que dijeran que ahí había gato encerrado.
«se armó la gorda»
Utilizada para significar la manifestación de un conflicto que se veía venir, que estaba latiente, la frase alude al alzamiento militar que culminó con el exilio de la reina Isabel II de España.
“La gorda” era la forma en la que un gran número de ciudadanos se refería a los acontecimientos que se sucedían durante el alzamiento militar de septiembre de 1868, conocido como “La Septembrina” o “La Gloriosa”.
Suele utilizarse también «se va a armar la gorda» cuando se intuye que algún problema o conflicto serio está por ocurrir.
«tener corona», «tener coronita»
Más utilizada en Argentina en diminutivo, es una locución con el sentido de significar que se tiene derecho a determinados privilegios o ventajas. Fácil es deducir que se originó en la observancia de las prerrogativas de que disponen los monarcas, los que llevan corona.
«de paso, cañazo»
Alude a la posibilidad de aprovechar una oportunidad para obtener al mismo tiempo más de un beneficio.
Proviene del refrán español «al ave de paso, cañazo» que significa aprovecharse del turista o que sugiere a los comerciantes abusar de quienes no son sus clientes habituales.
El término cañazo alude a los golpes con una caña que suelen aplicarse a los animales en zonas rurales para azuzarlos.
«no dejar títere con cabeza»
La frase se utiliza tanto para cuando se arrasa con todo o se critica sin miramientos, como para referirse a alguien capaz de muchas conquistas amorosas.
Está originada en una escena de «Don Quijote de la Mancha», de Miguel de Cervantes, en la que el personaje asiste a una representación teatral con títeres y decide defender a la protagonista –una princesa de madera y trapo– descabezando a los demás muñecos.
«como bola sin manija»
Los pueblos originarios de nuestro país utilizaban boleadoras (que tenían piedras envueltas en cuero) para cazar. A la más pequeña se la llamaba “manija”, porque de ahí las agarraba el indio para darles la dirección correcta.
Las boleadoras que solo tenían dos piedras eran mucho más difíciles de controlar. De ahí el origen de la expresión “como boleadora sin manija”, que con el tiempo derivó en “como bola sin manija” para describir a quien va de un lado a otro, perdido, desorientado y sin saber qué hacer.
«sacar las papas del fuego», «salvar las papas»
La frase, de origen español, mencionaba castañas en lugar de papas, puesto que esos frutos, cocinados al fuego representan una comida tradicional del país.
En la Argentina las castañas no figuran entre los ingredientes usuales y por ello, con buen tino, se eligieron las papas. Como las castañas se exponían directamente al calor del fuego había que estar atento para que no se quemaran.
Las papas también se cocinaron tradicionalmente al fuego directo, por lo que no había que distraerse o esperar que alguien avisara para salvarlas o sacarlas del fuego antes de que se pasaran de cocción.
Como sea, hoy la frase se sigue usando para indicar que alguien ayudó a otro en una situación complicada. Con la misma raíz, surgió otro dicho popular, con un leve cambio en su sentido: «cuando las papas queman…», para indicar que una emergencia o un asunto requieren urgente intervención.