¿Por qué es importante que nos expresemos correctamente? Entre otras razones, porque ayuda a que el idioma evolucione hacia nuevas formas de entendimiento, siempre teniendo en cuenta que si alteramos su uso cotidianamente pueden cerrarse canales de diálogo entre las personas.
Además, como ya ha sido dicho, el lenguaje es un reflejo creativo del pensamiento. A la vez que el lenguaje enriquece y revoluciona el pensamiento, este organiza y determina el lenguaje, sosteniendo así una relación mutua, interdependiente y dinámica.
El aprendizaje, el interés en el correcto uso del lenguaje promueve el desarrollo del pensamiento en funciones como la percepción, la atención y la memoria.
Resulta evidente que estas cuestiones no son tenidas en cuenta ni consideradas importantes para muchos editores de medios y comunicadores, obligados, como deberían sentirse, a prestar especial atención al buen uso del lenguaje.
“La primer jornada”, “la primer vez” y similares figuran en el primer puesto entre las habituales incorrecciones que se leen o escuchan.
“Primer” es apócope del adjetivo ordinal “primero” (que ocupa el primer lugar en una serie), y solamente se contrae ante nombres masculinos (el primer mes), no ante términos femeninos, donde corresponde utilizar, obviamente, el femenino “primera” (la primera semana, la primera vez).
El uso de “aujero”, por agujero, o de “aujerear” por agujerear, también se ha extendido masivamente, de modo inaudito, en la comunicación oral. Nada que agregar ¿verdad?
Lo mismo ocurre con “prever” (conjeturar; ver con anticipación) que es común escucharla y en casos hasta leerla como “preveer”, tal vez por asemejar el término a “proveer” (reunir lo necesario para un fin).
Hablar bien no cuesta tanto y como queda dicho reporta beneficios.