Según la Real Academia Española (RAE) el término proviene del latín vulgar pascua, derivado de pascha (se pronuncia pasca), originado en el griego πάσχα páscha, y este del hebreo pesah; la forma vulgar pascua se dio por influencia del latín pascuum, “lugar de pastos”.
Se escribe con mayúscula inicial.
Su primera acepción es “fiesta, la más solemne de los hebreos, que celebraban a la mitad de la luna de marzo, en memoria de la libertad del cautiverio de Egipto”, y su segunda “Pascua de Resurrección”, en la Iglesia católica, fiesta solemne de la Resurrección del Señor, que se celebra el domingo siguiente al plenilunio posterior al 20 de marzo.
La forma correcta de saludar durante esta celebración es con el empleo del singular, ¡Feliz Pascua!, aclaró en su momento la RAE ante la propagación del uso de “felices Pascuas”, explicando que el plural Pascuas suele emplearse para las festividades del periodo navideño.
Significado religioso
La Pascua celebra la resurrección de Jesucristo tres días después de haber sido crucificado, según se relata en el Nuevo Testamento de la Biblia.
Es la celebración más importante de la Iglesia cristiana, también conocida como Día de Pascua, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección, Domingo de Gloria o Domingo Santo.
Con la Pascua finaliza la Semana Santa, días en los que se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús el Viernes Santo y se celebra su resurrección y aparición ante sus discípulos el Domingo de Pascua.
Frases
Aunque no muy difundidas o ya desactualizadas en nuestro país,
el término ha dado lugar a frases o expresiones como “dar las Pascuas”, felicitar a alguien en ellas; “de Pascuas a Ramos”, de tarde en tarde; o “hacer la pascua a alguien”, fastidiarlo, molestarlo, perjudicarlo.