Disfrutar el verano sin riesgos de golpes de calor. El Colegio de Nutricionistas de la provincia difundió una serie de recomendaciones para poner en práctica

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El Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires compartió una serie de recomendaciones para prevenir los golpes de calor, un riesgo latente en esta temporada de altas temperaturas.

El verano invita a disfrutar al aire libre, pero también exige estar atentos a las señales del cuerpo. El golpe de calor es una afección que puede presentarse de manera inesperada si no se toman las precauciones necesarias, especialmente en días calurosos o al practicar actividad física intensa en ambientes caldeados.

Este fenómeno ocurre cuando el cuerpo no logra mantener su temperatura en equilibrio, alcanzando valores superiores a los 39°C o 40°C. La hidratación juega un rol clave en la regulación térmica, ya que a través del sudor y la evaporación el organismo elimina el calor. Por ello, es esencial prestar atención tanto al consumo de agua como a la pérdida de líquidos, que aumenta con la actividad física, el calor ambiental y la humedad. En condiciones extremas, se puede perder entre 0,5 y 2 litros de agua por hora a través del sudor.

“El consumo de bebidas como café, mate y alcohol tiene un efecto diurético que incrementa la eliminación de líquidos, lo cual puede favorecer la deshidratación si no se compensa adecuadamente con agua”, señaló el licenciado en Nutrición Tomás Diulio, miembro del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires. Y agregó: “Esto compromete la capacidad de termorregulación del cuerpo, derivando en síntomas como mareos, dolor de cabeza, piel seca y caliente, ritmo cardíaco acelerado, y en casos graves, pérdida de conocimiento o convulsiones”.

Para evitar el golpe de calor, es fundamental consumir entre dos y tres litros de agua al día, ajustando esta cantidad según las condiciones climáticas y la actividad realizada.

“No debemos esperar a tener sed para hidratarnos, ya que esta sensación es un indicador tardío de deshidratación. Lo ideal es tomar pequeñas cantidades de agua cada 15 o 20 minutos cuando estamos expuestos al calor o hacemos ejercicio”, explicó Diulio. También recomendó, en casos de actividad física intensa, considerar bebidas isotónicas que reponen sales minerales como sodio, potasio y magnesio, esenciales para prevenir calambres por pérdida de electrolitos.

Además, en jornadas de temperaturas elevadas, se aconseja optar por comidas livianas y frescas. Según el Colegio de Nutricionistas, estas son algunas pautas útiles:

A estas medidas, se suma la importancia de evitar la exposición directa al sol en las horas más intensas (11 a 16), usar ropa clara y liviana, protegerse con sombreros y aplicar protector solar.

Para quienes realizan ejercicio, lo ideal es entrenar temprano o al atardecer, cuando el clima es más fresco, e incorporar pausas frecuentes para hidratarse y refrescarse.

Por último, los niños pequeños y los adultos mayores son los grupos más vulnerables al golpe de calor. “En el caso de las personas mayores, la sensación de sed suele estar reducida, aumentando el riesgo de deshidratación. Por eso, es importante recordarles que tomen agua de manera regular, incluso si no tienen sed, y ofrecerles alternativas como infusiones frías o jugos naturales”, señaló Diulio.

En cuanto a los niños, su capacidad de regular la temperatura corporal aún es limitada, lo que los hace más propensos a este problema. “Es esencial que consuman agua con frecuencia, se les ofrezcan frutas frescas como sandía y melón, y se evite que estén expuestos al sol durante las horas más calurosas. También es fundamental vestirlos con ropa ligera y aplicar protector solar específico para su piel”, agregó.

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