Cosas que tiene la vida. El estadio de fútbol del Club Liniers, en la tradicional avenida bahiense Alem, es testigo silencioso de los primeros pasos futbolísticos de Lautaro Martínez, el “toro” goleador que no necesita presentación, cuya carrera y sus logros son bien conocidos.
Al entrar al estadio Alejandro Pérez del “chivo” puede leerse en la tribuna de visitantes una leyenda que deja en claro que se está en “la casa del campeón del mundo”. Sin más datos, la referencia es al más relevante de los chicos surgidos en el club, como fueron Pablo Paz (padre de Nico, quien acaba de debutar en la scaloneta), Claudio Graf (como Lautaro, también jugó en Racing) y Francisco Pizzini y Agustín Bouzat, hoy figuras de Vélez Sarsfield.
Cosas de la vida, Franco Colapinto (otro fenómeno que no necesita presentación) tiene un lazo familiar con Alejandro Pérez, a quien la entidad deportiva homenajea con su nombre en el estadio: es bisnieto del médico, quien fue un reconocido deportista y dirigente de Liniers.
El bisabuelo de Franco era médico cirujano, fue director del Hospital Municipal entre 1955 y 1963, ejerció en dos períodos como concejal, y se desempeñó como comisionado del municipio de Bahía Blanca de 1962 a 1963.