Por cuarto domingo consecutivo el papa Francisco, internado desde hace 24 días con neumonía bilateral y pronóstico reservado, ayer no apareció físicamente para la tradicional oración mariana del Ángelus.
Aun sin posibilidad de expresar largos textos, como se pudo deducir del breve audio enviado el jueves pasado para agradecer a quienes rezan por él –evidenciando gran fragilidad, una voz entrecortada, débil, sufrida–, Francisco, de 88 años, se hizo de todos modos presente a través de un texto escrito.
Como hizo saber la sala de prensa del Vaticano, después de pasar una noche “tranquila”, el Papa continuó en la mañana de este domingo con sus terapias, entre las cuales la fisioterapia respiratoria y motora.
Sigue también con la alternancia de ventilación mecánica no invasiva por la noche, es decir, la máscara que cubre nariz y boca y significa una asistencia superior en la respiración, y de oxigenación de altos flujos a través de cánulas nasales durante el día.
El sábado, por primera vez el parte médico fue muy positivo: consignó «una buena respuesta a la terapia» del Papa e indicó que las condiciones clínicas en los últimos días no solo se mantuvieron estables. Además, subrayó que se registraba «una gradual y leve mejora», aludiendo al hecho de que nunca más tuvo crisis respiratorias (la última, doble, tuvo lugar el lunes pasado).
Ángelus escrito
«En mi prolongada hospitalización, también yo experimento el esmero en el servicio y la ternura en el cuidado, especialmente por parte de los médicos y de los operadores sanitarios, a quienes doy las gracias de corazón», escribió Francisco desde el hospital, en un nuevo mensaje para la oración dominical del Ángelus.
«Y mientras estoy aquí, pienso en las muchas personas que, de diversos modos, están cerca de los enfermos y son para ellos un signo de la presencia del Señor. Tenemos necesidad de esto, del “milagro de la ternura” que acompaña a quien está pasando un momento difícil, y lleva un poco de luz en la noche del dolor. Quisiera dar las gracias a cuantos me están mostrando su cercanía con la oración: ¡Gracias de corazón a todos! Yo también rezo por vosotros», añadió.
En el texto escrito difundido por el Vaticano, volvió a lanzar, además, un llamado a la paz: «Sigamos invocando juntos el don de la paz, especialmente en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, el Líbano, Myanmar, Sudán y en la República Democrática del Congo», escribió.
Como fiel reflejo de que sigue atentamente informado, expresó su preocupación por la violencia que ha resurgido en algunas zonas de Siria: «Espero que cese definitivamente, en el pleno respeto de todos los componentes étnicos y religiosos de la sociedad, especialmente de los civiles», y al igual que el domingo pasado, volvió a despedirse de todos con un «¡Feliz domingo y arrivederci!».
El futuro de Francisco
Jorge Bergoglio cumplirá el jueves próximo el 12º aniversario de su elección como primer Pontífice latinoamericano –el 13 de marzo de 2013– y por primera vez no estará en el Vaticano sino en la inaccesible suite del décimo piso del policlínico Gemelli, donde, al día siguiente, cumplirá su primer mes internado.
Fuentes confiables pronostican una internación larga, indicando que es muy difícil de estimar cuánto tiempo más va a tener que quedarse y eso depende de cuánto del tratamiento de rehabilitación motora y respiratoria se puede organizar fuera del hospital.
Sea como fuere, indican que como es habitual en estos casos se le recomiende limitar su actividad y concentrarse en lo que le ayudará a recuperarse. De evolucionar bien y volver al Vaticano (las hospitalizaciones largas pueden ser problemáticas) seguramente deberá seguir utilizando una asistencia de oxígeno a través de vías nasales.
De cara al futuro estiman que, considerando que el cuadro inicial era grave y de mal pronóstico y que el Papa lo está superando, hay margen para el optimismo, aunque ser prudente en estimar un pronóstico, teniendo presente que las personas mayores tienen una inmunidad deprimida y múltiples enfermedades concurrentes, con mucho riesgo de complicaciones, según dijo Hernán Quezada, sacerdote mexicano que es médico clínico generalista, también jesuita como Bergoglio.
*Con base en publicaciones de Elisabetta Piqué en La Nación