La semana pasada permaneció en la ciudad de Coronel Dorrego el dibujante y autor Emilio Ferrero. Llegó por gestión de la municipalidad e intervino en muchas escuelas de la ciudad cabecera como de otras localidades, como San Román, Guisasola, Aparicio, Marisol y Oriente.
Humorista gráfico, escritor y dramaturgo, con una importante trayectoria en publicaciones como Humor y SexHumor, Ferrero es un referente del humorismo nacional y un artista polifacético que transita –desde hace algunos años– las escuelas que lo solicitan, dibujando sus famosos pajaritos, que posteriormente son coloreados por los chicos.
Además de eso, presenta sus productos con ese mismo estilo, que son agendas, cartucheras, bolsos materos, etcétera. Cargados de color, con la obra característica del autor.
Ha escrito varios libros, que él confiesa haberlos pensado para grandes pero sin embargo son muy bien receptados por los chicos, siempre con base en el humor: El cuco y otros cuentos para leerle al monstruo que hay debajo de tu cama; Estudié pero no me acuerdo; Heredé el absurdo; Microobras leídas para ser reídas; Permiso, soy Maia, con Héctor García Blanco.
Gentilmente nos atendió en la Casa de la Cultura de Coronel Dorrego. Se reconoce como “un outsider, tengo un amigo que dice que lo que hago es faltarle el respeto a todas las otras disciplinas, pero soy un humorista gráfico y muralero” confiesa entre risas.
Consultado sobre su labor en las escuelas, expresa que “lo que hago es pintar en línea de negro los pajaritos que los chicos tienen en la cabeza y después ellos les dan color, los recrean como ellos quieren; la idea es intervenir la pared como vos quieras, es completar la obra, como ellos quieran… un ida y vuelta”.
Respecto de las docentes, que son sus aliadas, dice que les está muy agradecido, “porque hace 36 años que laburo y encontré en ellas el aliado del absurdo que yo propongo como humor; yo soy un artista que sigue la obra y descubrí que el lugar más creativo para laburar es con pibas y pibes dentro de un aula, que te vuelan la cabeza”.
Admite haberse formado a partir del humor gráfico de la revista Humor: “Tenemos, los humoristas gráficos de esa generación, un compromiso –al menos editorial–, tenemos una ideología”, y se puede leer entre líneas un pensamiento, un compromiso, una opinión. Reconoce que las directoras valoran eso y lo resumen en un “sabemos lo que dicen los pajaritos”, con referencia a este compromiso del autor con la realidad que nos atraviesa.
Emilio destaca que cada uno puede interpretar lo que quiera de sus mensajes y hablando de ese que habla de que la revolución sos vos, nos dice “pará que la revolución sos vos ¡eh! No compres otra revolución, ponete de pie y metele para adelante, y aunque fracases millones de veces, te levantás de nuevo y vas de nuevo”, reconociendo que en la vida no pasa un solo tren al que te tenés que subir sino que pasan muchos trenes y elegís a cuál subirte y probablemente te lleven a otros lugares, “y si tenés ganas, subite, capaz que te llevan a lugares más bonitos”.
En otro punto de la charla Emilio comenta que la humanidad tiene hoy otro problema, que es que “vamos hacia la literalidad, vamos hacia eso… la humanidad está matando la metáfora, ya casi es imposible hacer analogías, y la literalidad es la hija del militarismo. O sea, quien tiene un poder autoritario necesita que el otro reciba órdenes, y las ordenes son literales. Yo creo que el nuevo militarismo se está aggiornando y viene con nuevos discursos, por eso yo digo: la revolución sos vos”, reflexiona.
Repasando sus obras escritas, se reconoce como un humorista gráfico y así lo refleja en la literatura: “Tengo el vicio de que enseguida tengo que contarte todo, que es la síntesis del humor gráfico, entonces son todos textos cortos de humor”, expresa.
Consultado sobre si le gusta escribir para niños, responde: “Yo creo que no escribo para niños, yo escribo y algunas de las cosas que escribo también le gustan a los chicos”. Al mismo tiempo, afirma que su literatura infantil también le gusta a los adultos.
En Facebook podemos encontrar sus microobras leídas por él mismo y nos relata que también escribe –lo que hoy se llama– microteatro para adultos: “En Facebook los dramaturgos subimos los textos teatrales para que los teatreros hagan las obras, que son para adultos, y en cuanto a teatro para chicos escribí Qué pantalones los de Belgrano, que es una obra de teatro que habla sobre Belgrano y es para el público de escuelas; ahí hablo de Belgrano, lo que yo averigüé, lo que yo pienso de él y de la creación de la bandera.”
Se reconoce aventurero, “ver qué hago”, y confiesa que “cuando estoy ahí, con los pibes, la energía que te tiran, la oleada de risa, me digo quiero vivir acá, inyectarme más en las venas eso”, confiesa con alegría.
“Los pibes son el público más impresionante que podés conseguir, la sinceridad en la risa, porque cuando no les gusta te lo dicen, son genuinos, son una máquina de decir absurdos, entran enseguida en el juego”, reconoce.
Padre de un hijo que estudia filosofía, su ámbito familiar es pleno y comparten el humor. “La filosofía y el humor se tocan los codos”, sintetiza.