En la sesión del Concejo Deliberante de este martes, tal como informamos, se consideró un proyecto presentado por Juntos por el Cambio, motivado en la inquietud de saber de qué forma el gobierno municipal está abordando los hechos violentos que se repiten en las adyacencias del único boliche que permanece abierto en invierno.
Como quedó dicho, a instancias del presidente del cuerpo, David Quintana, quien consideró conveniente consultar a los funcionarios involucrados para que den explicaciones, se acordó invitar a una reunión al comisario Fernando Vera y al presidente del Foro de Seguridad, Carlos Diez, para el jueves 28 próximo.
Teniendo en cuenta que la iniciativa de la bancada opositora incluía en el pedido de informes a la Secretaría de Seguridad, la Comisaría Comunal, la Comisaría de la Mujer y al Servicio Local, sobre “las acciones realizadas por esos organismos, tendientes al abordaje de dicha problemática”, no se entiende por qué se agotó la lista de invitados a solo esos dos actores.
Al menos, debió incluirse al secretario de Seguridad, Jorge Saucedo, ya que el personal de Guardia Urbana es el que está permanentemente en la calle y son los primeros en notificarse de este tipo de desórdenes.
Se supo que el pedido de informes estuvo influido por la difusión de videos ocasionales que registraron una de las habituales trifulcas que ocurren en el lugar.
-A propósito de ese hecho puntual, recogimos testimonio de concurrentes al boliche que expresaron que esos jóvenes (varones y mujeres) habrían llegado luego de las 4 de la mañana, que “venían en un estado de consumo de pastillas (no era marihuana ni cocaína dijeron) de una fiesta privada”.
Indagando un poco más también supimos que, aparentemente, las fiestas se realizarían en el Sindicato de Casineros, aunque trascendió que ya no lo alquilarían más con esos propósitos, y que se habrían trasladado ahora a otros locales alquilados, como la sede de Suteryh y del Club de Golf.
Algunas personas, consultando a las autoridades, habrían indicado que el intendente no quiere intervenir, en una actitud que no es novedosa, que ya la ha expresado con anterioridad en ocasión de otros hechos similares sucedidos en otros momentos.
Surge la preocupación a partir de estos casos de violencia callejera ya que si las fuerzas de seguridad no actúan inmediatamente pueden tener derivaciones de mayor gravedad.
Más allá de los casos en si, los ciudadanos montermoseños se preocupan justificadamente, ya que este lugar es el punto de encuentro de todos los que salen a divertirse el fin de semana. De este modo, cualquiera puede ser víctima de la situación.
El modo de proceder del personal del boliche es sacarlos del mismo: los encargados de la seguridad del negocio los echan del lugar, los llevan hasta la vereda y se desentienden del problema. Pero los disturbios –de igual manera– se producen en su puerta.
Se entiende que el boliche no quiera cargar con la responsabilidad que los sucesos acarrean, pero también es cierto que debería actuarse en forma inmediata llamando a la policía (si esta no estuviese en las inmediaciones).
Por otro lado, se relata también que la policía no quiere cargar con un problema mayor tratándose de menores. Remarcan, además, que cuando no hay denuncia de disturbios, no hay razón para actuar.
Por su lado, las autoridades ejecutivas no estarían visibilizando la problemática, o quizás están esperando que “la resuelva otro”, que otro cargue con esa responsabilidad.
Lo cierto es que el problema existe, que más allá de los motivos o razones, los hechos violentos se producen con una habitualidad que preocupa, y que no se está resolviendo.
Será cuestión de esperar y ver que medidas surgen de la reunión convocada por el Concejo.