Va llegando a su fin una atípica temporada estival en la Argentina, de la que Monte Hermoso no fue excepción, marcada por la incertidumbre en los prolegómenos y de pausada adaptación a la nueva realidad a medida que avanzaba.
Hemos venido publicando el reflejo de las cifras de ocupación en nuestro distrito, cuyo pico más alto se aproximó al 100 por ciento durante el feriado de carnaval.
Para tener otra visión del comportamiento de la oferta y la demanda de alojamiento consultamos a la operadora Bárbara de Amonarraiz, quien además administra el grupo de Facebook “Dueños Alquileres de Veraneo en Monte Hermoso”, donde logró reunir a casi 50.000 integrantes que se relacionan de modo particular, cuidando celosamente la seguridad de las partes que interactúan.
“Para mi, en lo personal, fue una excelente temporada, que es resultado del trabajo arduo durante todo el año, publicitando constantemente, conservando mi buen vínculo con los turistas”.
A pesar de que –insiste– “fue una temporada muy buena para mi”, Bárbara admite que “fue muy trabajosa, muy demandante, muy difícil, con temas de público conocimiento, falta de agua, falta de luz, y otros servicios que soportaron los visitantes, pero estoy muy conforme, la gente fue muy contenta y agradecida”.
Según su balance, “la primera quincena de enero la noté floja al menos en el campo visual, no así la segunda, aunque de todos modos no estuvimos a full, y eso fue también lo que movilizó a la intendencia, a la Secretaría de Turismo, con reuniones en otros partidos de la costa, para ver qué se podía hacer”.
Superada esa primera quincena, “áspera” –dice– “luego vimos más gente, obviamente que no estaba al 100 por ciento, los fines de semana por supuesto que sí, por el turismo de cercanía”, pero rescata que “la gente, como todos los años, sumamente impecable, se fue satisfecha”.
En su caso particular, cerró contratos “por no menos de siete noches, no alquilé por menos, la gente alquiló entre 7, 10 y hasta 14 noches, casi la quincena completa. Con mucha demanda de propiedades chicas, para dos, cuatro o cinco personas, y las propiedades grandes, para seis por ejemplo, con pileta, tuvieron una buena salida”.
Con relación a los valores, comenta que luego de la incertidumbre inicial hubo una reducción del 20 por ciento, en pesos. “Lo que no se alquiló fue lo que no estaba en precio o aquello que no ofrecía el confort acorde a las pretensiones. Las casas más grandes, que en otro momento fueron muy buscadas, en este momento no, lo mismo que los casos en que no se contaba con servicios, ropa de cama o aire acondicionado, por ejemplo”.
“Ahora hemos tenido unos días preciosos, tengo alquilado hasta el 29 de febrero, obviamente en porcentajes menores, en propiedades con precios justos, con buenos servicios y bien ubicados”.
Bárbara nos deja su conclusión: “La verdad, no me puedo quejar, la gente ha venido para pasar confortablemente sus vacaciones, han pagado una tarifa justa por una propiedad acorde al confort, a la ubicación y al precio. Así que yo estoy feliz”.