En esta última década se han instalado gran cantidad de molinos que generan energía eólica en nuestra región, valorando su sano aporte al ambiente. Sin embargo, las turbinas generan algunas víctimas con su funcionamiento: los pájaros.
Cada año existe un número importante de víctimas mortales y especialmente son murciélagos. Por ejemplo, en Australia la cifra supera los 10 mil pájaros por año, en tanto que en Estados Unidos las muertes adquieren cifras alarmantes ya que se acercan al millón anual.
Estos números han llevado a los expertos a considerar esta amenaza como un peligro de extinción para ciertas especies de murciélagos y, por supuesto, han provocado conflictos en los círculos ecologistas, donde algunos aprueban la expansión de las energías renovables para combatir el cambio climático y otros se oponen a las turbinas debido a su impacto en la fauna.
Intentando el encuentro de medidas o métodos para evitar que los animales choquen con los aerogeneradores, se plantean diversas alternativas. Por ejemplo, solicitar que los parques eólicos rediseñen sus turbinas o que se limiten las horas de actividad de las mismas.
Los murciélagos y esa atracción fatal
Los murciélagos representan una quinta parte de todas las especies de mamíferos y desempeñan un papel vital en la alimentación de insectos plaga, en la dispersión de semillas y en la polinización de las plantas. Pero resultan vulnerables a estos molinos, debido a que su tasa de reproducción es muy lenta, ya que suelen tener una sola cría por año. De este modo la población disminuye rápidamente.
Los murciélagos se sienten especialmente atraídos por estas torres, quizás porque los ven como posibles dormideros o como lugares donde encontrar presas insectívoras. Sara Weaver, ecologista de Bowman Consulting (una empresa de servicios de ingeniería con sede en Virgina, EEUU), afirma que “a diferencia de las aves, los murciélagos investigan los aerogeneradores y pasan más tiempo cerca de ellos, lo que aumenta su riesgo de mortalidad”.
Los ecologistas también han observado que las especies de murciélagos más pequeñas tienen más probabilidades de ser alcanzadas por las aspas cuando la velocidad del viento es baja ya que estos pequeños murciélagos pesan menos de 100 gramos y no pueden volar si el viento sopla muy fuerte. Por eso proponen que los aerogeneradores no funcionen de noche o que no alcancen velocidades muy altas, lo que reduciría la mortalidad en más de un 50 por ciento.
Sin embargo, según Weaver, una preocupación común en torno a la restricción es que podría hacer que los parques eólicos fueran mucho menos viables en sitios con velocidades del viento más bajas. En tales situaciones –y en los casos en que la restricción no sea suficientemente eficaz– puede ser útil otra estrategia: disuadir a los murciélagos con ruidos desorientadores de tipo ultrasónico, audibles para los murciélagos pero no para los humanos.
En un estudio publicado en 2020, Weaver y sus colegas probaron un elemento disuasorio ultrasónico en un parque eólico del sur de Texas, donde observaron una reducción del 54 % en las muertes de murciélagos de cola libre brasileños y del 78 % en las de murciélagos cenicientos, dos especies muy afectadas en ese lugar. Cuando la empresa de energía eólica vio los resultados, “reequipó los 255 aerogeneradores de su parque con disuasorios acústicos ultrasónicos”, afirma Weaver.
En el caso de otras especies, Weaver no observó beneficios o no disponía de datos suficientes para evaluarlos; se necesita mucha más investigación para que los disuasorios ultrasónicos sean más eficaces, afirma. “No es necesariamente la estrategia adecuada para todas las especies en todos los lugares”.
Otras propuestas
Los científicos están estudiando varias formas de reducir el impacto de las instalaciones eólicas en la fauna. Alguna puede ser el evitar ubicar los parques eólicos en zonas de alto riesgo, como las colinas, donde se concentran muchas especies de aves durante la migración. Otra propuesta interesante es el pintar las aspas, ya que al momento de girar sus ojos no los captan y de esta manera se produce un choque inevitable. Otros proponen pintar una sola pala de negro para que de esta manera sean más visibles para las aves. Este método se probó en Noruega y descubrieron que las aspas negras reducían las tasas de mortalidad en un 70% de las aves. En otras zonas como en el Reino Unido intentan evitar colisiones con las águilas. Otros intentos utilizan tecnología GPS o cámaras de vídeo para detectar la llegada de águilas y otras especies. Y luego emiten señales acústicas para disuadirlas. Con este mismo sistema se podrían apagar las turbinas, ralentizarlas o detenerlas hasta tanto las aves se alejan.
En nuestro país
El gobierno nacional ha publicado una “Guía de buenas prácticas en la energía eólica y biodiversidad” que tiene como propósito apoyar el crecimiento sostenible del sector eólico, brindando lineamientos técnicos para la gestión de impactos en aves y murciélagos.
Su aplicación busca ampliar el conocimiento de las sensibilidades específicas de las aves y murciélagos de Argentina con respecto a la operación de parques eólicos terrestres y fomentar la comprensión de las salvaguardias necesarias para el desarrollo del sector a largo plazo. Ha sido diseñada para los desarrolladores de proyectos eólicos como principales usuarios.
La energía eólica es una de las tecnologías que ofrece una oportunidad de generación de energías limpias a gran escala y que contribuye al desplazamiento de las emisiones de carbono reduciendo la dependencia sobre las fuentes energéticas tradicionales. Pero también puede impactar de forma negativa a la biodiversidad, particularmente a las aves y murciélagos, así como a los ecosistemas.
Esto, a su vez, puede causar conflictos ambientales o retrasos en el desarrollo de nuevos proyectos eólicos si no es abordado de manera responsable.