Las vacaciones no tienen que ser completamente suspendidas cuando el bolsillo aprieta un poco. Monte Hermoso, este rincón costero que muchos consideran su refugio, también puede convertirse en punto de partida hacia nuevas aventuras. ¿Quién no ha sentido ese impulso de cambiar de paisaje aunque sea por un fin de semana?
Las escapadas cortas representan ese respiro necesario sin grandes complicaciones logísticas. Con frecuentes servicios de micros a muchas localidades cercanas disponibles todo el año, las posibilidades se multiplican para quienes buscan horizontes cercanos pero diferentes.
Mar del Plata: la vecina cosmopolita que siempre sorprende
«La Feliz» podría parecer una opción obvia para cualquier montehermoseño, pero a veces por ser tan obvia la dejamos de lado. Sus playas, tan distintas a la extensa planicie de Monte Hermoso, dibujan un litoral con personalidad propia donde cada rincón esconde una postal diferente. Encontrar micros a Mar del Plata es realmente accesible y al cabo de unas horas podemos disfrutar de un paseo por la Rambla al atardecer, que deja esa sensación de haber vivido algo genuino, algo que casi resulta contradictorio en un lugar tan visitado.
El Puerto, con su aroma a pescado fresco y esos lobos marinos que parecen posar para las cámaras, mantiene ese encanto áspero pero auténtico que contrasta con zonas más refinadas de la ciudad.

Cuando cae la noche, barrios como Güemes revelan su costado gastronómico con propuestas que van desde bodegones tradicionales hasta lugares de cocina de autor. Curioso como Mar del Plata logra ese equilibrio entre destino turístico y ciudad con pulso propio, algo que muchos visitantes habituales siguen descubriendo con cada visita.
Miramar: ese secreto a voces que enamora sin estruendos
Quienes llegan a Miramar suelen experimentar esa agradable sensación de haber descubierto algo valioso. Sus calles amplias y arboladas parecen diseñadas para bajar revoluciones, sin el trajín característico de centros turísticos más desarrollados.
El vivero Florentino Ameghino guarda una magia especial entre sus senderos sombreados. Durante una caminata matutina cualquiera, uno puede toparse con ardillas que cruzan los caminos o descubrir especies vegetales que difícilmente crecerían naturalmente en esta región. Algunos visitantes habituales juran que el aire allí dentro se respira diferente.

Unas cuadras más allá, el Bosque Energético despierta curiosidad incluso entre escépticos. Mientras algunos buscan confirmar esas supuestas propiedades místicas del lugar, otros simplemente disfrutan del silencio apenas interrumpido por el canto de pájaros y el rumor lejano del mar. El Muelle de Pescadores, por su parte, se transforma cada tarde en palco privilegiado donde contemplar cómo el sol se despide tiñendo el horizonte de naranja.
Sierra de la Ventana: cuando el mar llama a la montaña
Resulta casi contradictorio buscar montañas viviendo junto al océano. Sin embargo, esa contradicción encierra uno de los principales atractivos de la región: la diversidad paisajística. A poco más de dos horas por ruta (menos si se va en auto), el sistema serrano aparece en el horizonte como una invitación a cambiar radicalmente de panorama.
Los arroyos cristalinos que serpentean entre formaciones rocosas ofrecen ese sonido hipnótico del agua corriendo sobre piedras, tan diferente del ritmo constante de nuestras olas marinas en Monte Hermoso. Durante caminatas por senderos que parecen olvidados por el tiempo, pequeños halcones sobrevuelan las alturas mientras la vegetación serrana despliega tonalidades imposibles de encontrar en la costa.
Villa Ventana, con sus construcciones que recuerdan algún pueblo centroeuropeo perdido, parece sacada de otro contexto. Sus confiterías acristaladas huelen a chocolate caliente y tortas caseras incluso en pleno verano, creando ese ambiente acogedor que invita a quedarse. Por las noches, cuando la contaminación lumínica apenas existe, el cielo estrellado ofrece un espectáculo que muchos citadinos han olvidado cómo contemplar.
Estos tres destinos comparten una virtud esencial: permiten desconectar sin complicaciones logísticas. Cada uno con su personalidad definida, representan alternativas perfectas para quienes entienden que, a veces, lo más refrescante no es tanto el destino sino el simple hecho de cambiar de aires.