Luisina Vueso, coordinadora argentina de la campaña de océanos de Greenpeace, brindó su opinión sobre el proyecto que lleva adelante la empresa noruega Equinor que, junto a YPF, realiza operaciones de exploración de petróleo costas afuera del mar argentino.
«Rechazo el avance de la industria de los fósiles en el mar. Quiero un mar argentino sin petróleo. ¿Por qué? Argumentos sobran y son muy contundentes. Ya ha sido comentado ampliamente el impacto negativo que este proyecto tendría a nivel eco-sistémico, para la biodiversidad, para las personas y para el clima”, dice.
Un reciente fallo judicial mantiene paralizadas las tareas ya iniciadas en la Costa Atlántica bonaerense, precisamente debido a que el ministerio de Ambiente nacional ha incumplido con la mayoría de los supuestos incluidos en los nuevos estudios de impacto ambiental ordenados oportunamente por la Cámara Federal de Apelaciones marplatense.
Al exponer en la audiencia pública que acaba de realizarse en Mar del Plata, Vueso lo subraya: “No solo la ciencia y la ciudadanía, que viene hace muchísimo tiempo movilizándose sin descanso contra este proyecto, sino que también la justicia, al hacer lugar a la cautelar que suspende la exploración sísmica, considera que hay riesgos de afectación que ni siquiera han sido contemplados por la empresa y por las autoridades del área ambiental”.
Lo dice la empresa
Agrega que “entonces, si no van a escuchar a la gente ni a la justicia, quizás escuchen lo que dice la misma empresa en su estudio de impacto ambiental presentado para llevar adelante el proyecto que ahora estamos debatiendo”.
Lo explica: “En primer lugar, la empresa menciona abiertamente que cuando perforan (leo textual) ‘los cuttings de perforación extraídos se devolverán directamente al fondo marino’. ¿Qué son los cuttings? químicos, lodos tóxicos y petróleo que se descargan directamente al mar. Esto obviamente tiene un impacto en el ecosistema y en la fauna marina. Ya ha sido comentado ampliamente la importancia de la zona, el Frente Talud, el corredor biológico más importante del mar argentino, zona de alimentación de muchas especies, entre ellas del 30 por ciento de las ballenas francas de nuestro mar, ahí es donde van a descargar los lodos tóxicos”.
Se pregunta Vueso “¿qué impacto tiene esto en la biodiversidad? No lo digo yo, lo dice la empresa (leo textual): ‘Pérdida de hábitat, alimento, complicaciones digestivas, disminución de las posibilidades de supervivencia, daño respiratorio, desorientación, muerte’”, se responde
“Algo similar ocurre con los peces: sabemos que la zona es área importante de desove y reproducción de especies comerciales, lo cual impactará sin duda a la pesca, una industria instalada que le da muchísimo trabajo a personas de la costa atlántica. Y hablando de trabajo, la gran bandera de este proyecto, miles de trabajos, felicidad y bienestar para todos… Pero la empresa no dice lo mismo: declara que impactaría a 40-50 personas y (leo textual) ‘La magnitud de las oportunidades laborales se clasifica como mínima, porque si bien dará empleo a algunas personas, será temporal y reducido’. Y también que se debe implementar como medida de mitigación (textual) ‘manejar las expectativas de los grupos de interés con respecto a la generación de empleo y los contratos de mano de obra’. Evidentemente es todo relato”, razona.
Soberanía energética
“También se habla mucho de soberanía energética –prosigue la ambientalista– aunque sabemos que en realidad este proyecto es para exportación y para pagar la deuda. Pero bueno, hagamos el ejercicio lógico de seguir con el supuesto de la soberanía, nunca hemos visto una planificación de cómo esto ocurriría para lograrlo”.
Explica que “la consultora Ecolatina hizo un estudio en el que se analizan los plazos y pasos que se deberían ir sucediendo y pronostica que recién se extraería petróleo en 2031. En nueve años. Y aunque fuera mañana, no podemos abrir una nueva frontera de explotación petrolera en medio de la crisis climática que estamos viviendo”.
Para ella, “no podemos seguir hablando de transición energética que implique una profundización de la matriz fósil. Es un oxímoron. Y lo mismo aplica al extractivismo, tenemos niveles alarmantes de desigualdad y pobreza y concentración de riqueza ¿realmente piensan que vamos a tener resultados distintos haciendo lo mismo? No es lógico. Escuchar a los representantes de las empresas y a los funcionarios es realmente ciencia ficción. Que repitan constantemente su compromiso con el medio ambiente mientras planean promover una actividad que sería totalmente destructiva solo expone su falta de conexión con la realidad y evidencia que serían ellos y ellas los únicos beneficiados de este proyecto. Esta no es la solución, por acá no es”, señala.
“Debemos reducir drásticamente nuestra dependencia de los combustibles fósiles, eso sería verdadera soberanía energética. Debemos re-direccionar inversiones y subsidios y beneficios hacia energías limpias para realmente abordar la transición energética. Y en ese sentido, debemos impulsar un modelo productivo de desarrollo que no nos empuje hacia el colapso ecológico, que conjugue la justicia ambiental y social”.
Finalmente sentencia: “Este proyecto no beneficia a nadie más que a las corporaciones involucradas y solo trae destrucción de lo que nos da vida, alimento y trabajo. Nuestra vida depende de océanos sanos. Por eso, rechazo los proyectos de explotación petrolera en el mar argentino”.