El próximo domingo 4 de febrero, a las 22, en el Centro Cultural, Néstor Machiavelli estrenará en Monte Hermoso el documental “Favaloro, entre Bahía Blanca y Jacinto Arauz”, trabajo con el que rinde homenaje a la vida ejemplar del recordado y querido profesional argentino.
El propio periodista y realizador, reconocido por la cuidada calidad de sus producciones, difundidas en su mayoría en el ciclo televisivo “Esas pequeñas cosas” que difunde la señal BVC, lanzó la invitación a participar del evento.
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El próximo domingo, después de la puesta del sol en el mar, René Favaloro rondará entre nosotros. A partir de las 22, en el Centro Cultural Monte Hermoso compartiremos un momento especial y emocionante, como sucedió en las dos noches que vivimos a sala llena en la Biblioteca Bernardino Rivadavia de Bahía (lo mismo que en Dorrego), cuando estrenamos el documental “Favaloro, entre Bahía Blanca y Jacinto Arauz”.
Durante mucho tiempo soñé realizar este trabajo. Digo trabajo y fue mucho más que eso porque a medida que filmábamos testimonios sentíamos en realidad que era un tributo mediante el cual expresábamos nuestra admiración y reconocimiento por un hombre irrepetible.
Este hombre, siempre serio y de mirada triste, fue ejemplo de vida y de trabajo. Se enorgullecía de ser hijo de un carpintero y de una modista, de sus abuelos sicilianos de los que heredó la italianidad que le brotaba por los poros. Nada le fue fácil, todo lo logró con esfuerzo sin olvidar sus raíces.
Desde la cima de la gloria, al desarrollar en EEUU la técnica del bypass aorto-coronario que salvó millones de personas en el planeta, cuando hablaba en congresos internacionales pedía expresamente que no lo presentaran como un cardiocirujano consagrado sino como un médico rural.
Si se habrá encariñado con los vecinos, con el consultorio y las visitas a domicilio que en la conmovedora carta escrita antes del tiro del final, expresó el deseo de que sus cenizas descansaran para siempre en un campo cerca de Arauz, donde fue feliz y que nunca olvidó.
El trabajo que compartiremos el domingo lo realizamos a puro músculo –ni dorsales ni abdominales–, con un solo músculo, el del corazón.
Monte Hermoso es el lugar preferido de bahienses y pampeanos en los veranos. Favaloro se enraizó a los dos lados de la frontera provincial. En Arauz quedan sus pacientes y amigos, perdura la clínica que levantó a puro esfuerzo con su hermano Juan José. En Bahía dejó un formidable legado, cardiocirujanos formados a su lado que llegaron con su aval y carta de presentación y hoy siguen reparando corazones en quirófanos de la ciudad.
Una calle de Monte Hermoso que nace frente al mar lleva su nombre. Gran acierto en la elección, a su medida, con vista al horizonte de los atardeceres en el mar. Su mayor placer era observar la puesta del sol en suelo pampeano y estoy seguro que los de Monte Hermoso en el mar le hubieran ganado el corazón.