Los textos de esta crónica son anotaciones producto de caminatas al borde de la costa del Atlántico que baña las playas de Sauce Grande.
Caminar descalzo al borde de la rompiente para mí es lo más parecido al paraíso. Un momento sublime con mente despejada, sin urgencias para poder imaginar proyectos, madurar ideas y reflexionar sobre el sentido de la vida, que pasa rápido y no espera.
En esas caminatas surgen reflexiones sobre asuntos que dispara el paisaje marino, siempre a merced del viento que modela el oleaje, entre nubes movedizas y gaviotas planeando, que es la más bella expresión del sentido de libertad.
Del cuaderno de anotaciones, comparto algunas sin pretensiones literarias. Son simples descripciones de cronista, que en algún momento imaginé ordenar bajo el título “Grafitis en la arena”.
Horizonte
Frontera invisible, acuerdo de partes entre cielo y mar para atraer fotógrafos y despertar la imaginación de escritores y poetas
Paradoja
Los médanos tienen alma de desierto y sin embargo habitan en la orilla y se besan con el mar
Momentos
Pasar la red de pesca junto a padres, hijos, hermanos o amigos tirando de cada lado. Con la excusa de la pesca, en realidad lo que se atrapa son momentos imborrables
El faro
Lo primero que asoma al llegar al balneario y lo último que veremos por el espejo retrovisor cuando dejamos atrás la historia que vivimos
Según pasan las horas
En playas de cualquier océano, el paso del tiempo no se mide con reloj. La hora se estima a ojo según las mareas y la posición del sol. En la orilla pareciera que el día transcurre más lento. Pero más que sensación es un deseo
La Luna
Envidia al sol porque giramos a su alrededor y es iluminador oficial de la vida en el planeta. Brilla de noche con complejo de luz de emergencia y actriz de reparto entre tantas estrellas. Y reclama al género humano que le puso un pie encima, algo que con el sol nunca lo logrará
Crepúsculo
El atardecer atrapa porque tiene detrás la historia del día que dejamos atrás, a diferencia del amanecer, que siempre es incógnita por vivir y descifrar
Paradoja
¿Cuál es la razón por la cual en un planeta compuesto por dos terceras partes de agua, a los niños solo nos enseñan a caminar y no a nadar?
Recuerdo
De pibes, en la playa, cuando hermanos y primos hacíamos cola por la galletita con paté que mamá preparaba debajo de la sombrilla
Cascarudos
Seres inofensivos que transitan inadvertidos en la playa. Nadie recuerda un cascarudo del verano anterior. Pero están ahí cerca de nosotros, dibujando sinuosos caminos al andar, que como nuestros pasos en la arena son efímeros y se borran con la próxima marea
Perfección
El despegue y sobrevuelo de una gaviota al ras de la rompiente
Tristeza marina
Cuando un pequeño pingüino extraviado y exhausto encalla en la arena para despedirse de la vida
Atardecer
Instante mágico que se esfuma en un suspiro, como helado en cucurucho que no admite demoras. Se disfruta en el momento o se derrite entre las manos
Paraíso
Sensación fascinante de caminata espacial cuando el cielo y las nubes se reflejan en el espejo de agua que por un instante deja la retirada de la rompiente. Pareciera que estamos en medio de una esfera celestial caminando en el aire con sonido de mar
Castillos de arena
En vacaciones a orillas del mar los padres sueñan y construyen castillos de arena para sus hijos. Hasta que la marea implacable los devuelve a la realidad
Pesca
Pasión que viene de antiguos mandatos familiares. Aguardar el pique resetea el cerebro, baja revoluciones y neutraliza tensiones que provocan stress. Si además pescamos, mucho mejor
Último recurso
Las olas estiran sus brazos y recurren a la espuma para llegar hasta los médanos y hacerlos playa. Pero la luna, que ejerce el control del sube y baja de las mareas, cada seis horas vuelve las cosas a su lugar
Huellas
Pasamos por la vida dejando huellas, muchas profundas, indelebles, otras efímeras, que duran lo que tarda el viento en borrarlas de la arena
Placer sublime
Cuando el kayak deja atrás la rompiente y el pescador a bordo tiene por delante la inmensidad del mar a disposición
Marejada
Los guardavidas disfrutan nadar mar adentro. El mar cada tanto les devuelve atenciones con temporales de olas que se aproximan al refugio en alto desde donde vigilan la playa
Triste despedida
La noche que Leif partió hacia el horizonte para quedarse a vivir definitivamente mar adentro. Pescadores aseguran que con nubes bajas y mar calmo a lo lejos se dibuja su silueta, remando sin pausa para llegar al lugar de los amaneceres radiantes y atardeceres maravillosos