Lucas Di Martino realizaba tareas de control geológico en Geocontrol SRL, cuando un amigo de su padre, que comercializa minerales hace mucho tiempo, se puso en contacto con él para encontrar unas geodas a partir de la pequeña muestra que le dio.
Fue así que comenzó una campaña al desierto neuquino que culminó con el descubrimiento de unas geodas con cristales de cuarzo color rosa que tienen millones de años, según lo que relata Guadalupe Maqueda en La Mañana de Neuquén.
La realidad es que no sabían muy bien donde podían estar. Pero las encontraron luego de caminar cuatro días entre cañadones y volcanes conos, en un paraje conocido como Loma del Medio, distante a unos 30 kilómetros de Rincón de los Sauces.
Allí estaban las geodas revestidas con hermosos cristales de cuarzo color rosa en su interior, que varían en la gama de los púrpura. Algunas del tamaño de una moneda y otras tan grandes como una pelota de fútbol, las cuales afloraban de las rocas que las hospeda. Con un martillo y de manera artesanal, así pudieron extraer las primeras muestras.
Fue un hallazgo científico único en el mundo, realizado por un grupo de recolectores supervisados por personal técnico autorizado. Es que por ahora no hay otra piedra preciosa que se iguale y haya sido encontrada en otro lado. Se asemeja al cuarzo rosa, pero su composición es diferente, debido a la presencia de varios minerales, entre ellos el hierro que se activa con la radiación natural.
Tras el hallazgo, Lucas y Andrés Oteiza formaron una sociedad y obtuvieron el permiso legal para explotar las geodas sobre territorio neuquino. Su iniciativa fue el origen de la mina El Choique, la primera en el mundo que contiene amatista rosa sobre su superficie.
Por el color de los cristales parecía cuarzo rosa, una piedra muy cotizada en el mercado. Pero luego de realizar varios análisis, descubrieron que la composición del material era distinta.
Contactaron a un científico de Estados Unidos (George R. Rossman), especializado en el color de las gemas, que comparó el espectro óptico de varios minerales y el resultado fue asombroso.
En realidad, las geodas que tiene la cuenca neuquina se asemejan más a la amatista violeta de Brasil que al cuarzo rosa. Esto es así porque en su composición el protagonista es el hierro. Y se trata de una variante nueva.
La mina El Choique está ubicada cerca del campo petrolero La Invernada, a unos 30 kilómetros al sur del pueblo de Rincón de los Sauces, en el departamento Pehuenches. Su nombre en lengua mapuche se inspira en el ñandú, como parte del folclore patagónico que tiene la zona.
Más tarde –continúa el relato periodístico– incorporaron otra mina de exploración que está relativamente cerca del Choique (Colli Cura). «Estas geodas tienen una asociación de minerales bastante particular y son piezas únicas. La belleza que tienen incluso es más linda que el cuarzo rosa», comentó Di Martino.
Para qué se utilizan
Pueden ser nódulos rosados, cuando por dentro están llenos de cristales, o geodas, donde se observa un crecimiento de cristales que pueden ir del rosa al rojizo. Incluso otras pueden tener cristales de calcita blanco, incoloras a translúcida y bien formados.
«La mayor diferencia la hace el color de los cristales. Así, cuanto más rosados o rojos sean, mayor grado de calidad tienen; y por lo tanto las piezas son más caras», contó el hijo de Vicente Di Martino.
Desde la subsecretaría de Minería e Hidrocarburos, la geóloga Dania Pascua, una de las técnicas zapalinas que abrirá el primer laboratorio de gemas en el país, destacó la resistencia de la piedra, como así también su color rosa que le da una gran belleza. «Pueden servir para joyería o como mineral de colección. La gente también la pone de adorno. Acá en Neuquén, como material gemológico, es la única mina que está exportando al exterior».
Di Martino contó que en la actualidad el mercado más importante de las geodas que están recuperando está vinculado a la gemoterapia. Es decir, se utiliza la energía de los minerales para fines esotéricos. Aunque también la buscan como piedra ornamental; y hay gente que la compra para coleccionarla.
Cómo es el proceso
Luego de retirar las geodas de la roca huésped, se transportan a Buenos Aires, donde tienen las instalaciones apropiadas para lavarlas. Se abren con un martillo y se clasifican por color.
En el mercado interno tienen un punto de venta en un comercio que se llama Gruta Minerales. Hacia el exterior, las geodas van en cajas unitarias. «Exportamos las geodas completas a Estados Unidos, China, Holanda y Brasil», precisó Di Martino.
Actualmente también están recuperando los nódulos rosados que encuentran, los que a diferencia de las geodas están totalmente llenos de cristales. A estos comenzaron a pulirlos para hacer cabujones, estrellas, medallas, truzas y otras piezas trabajadas artesanalmente. «Hay bastante material disponible», advirtió el geólogo de la mina El Choique.
La provincia de Neuquén les concesionó una porción de tierra nueva para que hagan exploración con el fin de establecer si la amatista rosa tiene continuidad.
A futuro no se descarta incursionar en el mercado coleccionista en tanto las geodas tienen una asociación de minerales muy particular. «Son piezas únicas», cerró Di Martino.
Los trabajos de joyería se pueden apreciar muy bien a través de Instagram y Facebook. Figuran como @grutaminerales. Y desde allí realizan ventas minoristas a todo el país.
Para más información tienen una publicación científica denominada Pink amethyst from the El Choique mine, Patagonia, Argentina.