Luego de que se hiciera pública la manifestación en caravana que convocan los propietarios no residentes, Dichiara sostuvo su postura y manifestó que los vecinos de Monte Hermoso «no quieren que entre nadie».
Sin embargo, días atrás se publicó una encuesta en la que el 80% de los participantes pedía la apertura, tanto para el ingreso como para la salida del balneario.
Y, de más está decirlo, de parte de los no residentes la voluntad es más que evidente. Lo cual no es un dato menor, dado el porcentaje de contribuyentes que proviene de «afuera».
A esta altura, resulta difícil establecer el veredicto de la mayoría montehermoseña, ya que se ha dicho mucho al respecto.
Encuesta por acá, encuesta por allá, y resultados confusos. Pese a ello, el intendente dio su parecer a los medios, y sostuvo que los habitantes de Monte «quieren ir al acceso para no dejar entrar a nadie«.
Lo que sí resulta claro, es que unos y otros tienen sus razones. Y que es necesario – además de urgente- escucharlos y darles una solución acorde a sus reclamos.
La alternativa del diálogo
Desde este medio, bregábamos por la solución del diálogo, desde el mismo momento en que se dio a conocer la convocatoria a la caravana por parte de los propietarios no residentes.
Creemos que se trata de la mejor y más sensata alternativa; y que ya ocurrió, afortunadamente en las redes sociales, y que demuestra que, aún habiendo posturas encontradas, es posible llegar a una resolución beneficiosa para todos.
«No vamos más que a ir a nuestros domicilios». «Sólo queremos ver y controlar nuestras casas». «No vamos a tomar contacto con nadie». Con expresiones de este tipo, quienes se manifiestan demuestran hacerlo con la sensatez de quien sólo necesita que se le brinden las condiciones mínimas de la libertad.
«No queremos que esto se convierta en un River-Boca»
Así lo manifestó Dichiara. Hace días, sin embargo, que los bandos están en la cancha. Por eso creemos que es un momento oportuno para el consenso, y para dar soluciones efectivas.
El partido ya se está jugando. Sólo falta hacer rodar la pelota hacia el lado del diálogo y del sentido común.