Establecida Chapadmalal, en cercanías de la zona marítima, la bodega Costa & Pampa, de Trapiche (Grupo Peñaflor), pionera en la elaboración de vinos con influencia oceánica del país, cumplió esta semana sus primeros 10 años.
En ese ámbito, muy diferente al de la zona cuyana, de clima frío y húmedo, con una gran cantidad de agua por las lluvias y una baja amplitud térmica, se logran vinos frescos, con la acidez justa, gran complejidad aromática y buen volumen, “vinos de influencia marina”, como sugiere denominarlos la experta bahiense Julieta Quindimil.
Para celebrar su 10° aniversario la bodega recibió a chefs, amigos y periodistas para mostrar la excelencia de sus vinos, que maridan muy bien con la gastronomía de la costa, inspirada en pescados y frutos de mar.
«Es un gran paso el que dimos hace 15 años cuando plantamos con cierta valentía viñedos en este lugar. Y que habla de la madurez como país productor que sale de su zona de confort y comienza a explorar nuevos terruños para traer innovación a través de la investigación», comentó Marcelo Belmonte, director de Viticultura y Enología de Peñaflor, durante el evento.
«Estos 10 años representan un viaje apasionante, lleno de desafíos y logros que nos enorgullece profundamente. Cada botella refleja el carácter único de nuestro clima marítimo y el compromiso de todo nuestro equipo por ofrecer vinos de excelencia», dijo por su parte Ezequiel Ortego, enólogo de la bodega.
Desde su apertura en 2015, Costa & Pampa se ha destacado como un destino de referencia en la Costa Atlántica, promoviendo el turismo en Mar del Plata y ofreciendo a los visitantes una experiencia enológica única en un entorno natural que realza aún más el paisaje de la misma.
Las vides se extienden por campos que finalizan en el Atlántico Sur, con suaves lomadas y un clima muy particular que hacen de estas tierras un lugar privilegiado para el desarrollo de vinos de excelente calidad.
En esos viñedos la bodega produce vinos de alta gama en variedades no tan difundidas en Argentina, como Pinot Noir, Chardonnay, Gewürztraminer, Riesling, Sauvignon Blanc, Merlot, Ancellota, Pinot Gris, Pinot Blanc, Pinot Meunier, Albariño y Chenin Blanc.
«Son vinos que acompañan la gastronomía local, son expresivos aromáticamente. El viento en la zona nos ayuda a que la piel de la uva sea más gruesa, esto le da más aroma. Son vinos muy expresivos y fieles a lo que es el varietal», explicó el enólogo.
La bodega está abierta al público y entre sus propuestas ofrece un recorrido por los viñedos que puede complementarse con una degustación de sus vinos emblemáticos.