La única carrera de bicicletas de carácter nacional se hacía una vez por año y tenía lugar en un circuito callejero interno de nuestra ciudad. La última edición data del 25 de marzo de 2007.
“Fernando Antogna se impuso con comodidad en la Clásica Monte Hermoso, que se disputó en el circuito de 1.100 metros de avenida Majluf con la organización de la subcomisión de ciclismo del club Villa Mitre. El ganador, integrante del equipo de la Municipalidad de Chivilcoy, aventajó a sus compañeros Marcos Crespo, Armando Borrajo y Adrián Gariboldi, con lo que la formación que dirige técnicamente el marplatense Roberto Braghette arrasó al quedarse con los cuatro mejores lugares de la clasificación final”.
De esta manera, el diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, en su edición papel del 25 de marzo de 2007, reflejaba lo que iba a ser la última edición de la tradicional competencia ciclística Clásica Monte Hermoso, que durante casi cuatro décadas se desarrolló en un mismo trazado callejero de nuestra ciudad.
“La competencia principal del festival que fue declarado de interés municipal contó en la línea de largada con la presencia de 36 pedalistas de las categorías elite, sub 23 y master A, de los cuales solo 14 consiguieron cumplir los 120 minutos de recorrido”, decía en su análisis el medio escrito bahiense.
“La organización, por lo general, estaba a cargo de algún club de Bahía (los más constantes fueron Bella Vista, Villa Mitre y Leandro N. Alem) o de la zona, contaba con la fiscalización de la Federación Ciclista del Sur y tenía el apoyo del municipio de Monte Hermoso”, nos aportó Gustavo Astolfi, actual periodista de La Nueva, especializado en ciclismo.
Como se puede apreciar en el plano, el punto de largada era en la avenida Traful (actualmente Majluf), siguiendo por las calles Guillermo Sansot, Limay, San Lorenzo, otra vez avenida Majluf, San Martín, Dufaur y Deluster.
Antogna, el último vencedor, venía de ser campeón argentino individual, aunque Astolfi recuerda haber visto participar a los hermanos Curuchet (Juan y Gabriel, máximos ídolos de este deporte en nuestro país) y a varios competidores de roce internacional.
“Esta prueba no tenía nada que ver con la que se corría en la ruta 3, por lo general entre Monte y Coronel Dorrego. A fines de los 70 del siglo pasado se empezó a organizar la Clásica dentro de la localidad, y tuvo tanto éxito que, por muchos años –hasta la irrupción del básquet, el triatlón y otros atractivos que la convirtieron en una ciudad turística– fue, sin lugar a dudas, el espectáculo deportivo de mayor magnitud para los montermoseños”, acotó Astolfi, descendiente de una familia de periodistas y apasionados por el ciclismo en su máxima expresión.
“Eran épocas donde los que residían en Monte o en zonas cercanas tenían la posibilidad de ver en vivo y en directo a corredores que solo conocían por los diarios o la televisión. Por más que le gente no sabía de ciclismo, era un atractivo especial por todo lo que se generaba en la semana, ya que la competencia tenía mucha publicidad y gran repercusión en los medios de comunicación”, afirmó el entrevistado.
Momentos felices
“Era una muy linda carrera; si te ponés a analizar los que se inscribían para participar, te dabas cuenta que competías frente a verdaderos monstruos de la actividad, quienes pisaban fuerte y podían ganar en cualquier lugar de nuestra Argentina”, contó, en su cuenta de Facebook, el bahiense Juan José Martín, vencedor en la edición de 1982.
A su vez, Astolfi trajo a su mente lo que tantas veces vio en épocas donde el deporte de las bicis de carrera era tan popular como muchos otros que hoy copan las principales marquesinas del planeta.
“Era un espectáculo tremendo, metían excelentes promedios en un recorrido con rectas para desarrollar la velocidad y curvas cerradas y muchas veces enroscadas”, sostuvo con una memoria prodigiosa.
“El festival comenzaba a las dos de la tarde con las categorías preliminares y el plato fuerte, generalmente, era a las 17 con la prueba central”, repasó Gustavo, quien también recordó que la entrega de premios, ya a la tarde-noche, se llevaba a cabo en el hotel sindical de la avenida Majluf, donde también se servía un ágape para ciclistas y acompañantes.
“Era un día de fiesta para Monte Hermoso. Casi siempre se corría el sábado, aunque recuerdo haber ido a cubrir para el diario algún domingo también”, acotó Astolfi.
Y cerró: “en su momento era la única competencia que se hacía en Monte. Es más, fue una de las pocas actividades de orden nacional de las que llegaron a esa localidad”.