La medida ejemplar de la FIFA contra Emiliano Martínez y una reflexión: ¿habrá entendido «el Dibu» el por qué?

Recientemente se dio a conocer un fallo de la Federación Internacional del Fútbol Asociación (FIFA) en el que la entidad suspende al «Dibu» Martínez con la pena de quedar afuera de dos partidos internacionales.

El reconocido arquero de la selección nacional, se perderá así los próximos encuentros de su equipo a causa de su comportamiento indisciplinado. En efecto, la medida que recayó sobre el jugador se debe a dos gestos que la FIFA consideró meritorios de sanción. “Comportamiento ofensivo y violación de los principios del juego limpio” es la carátula que informó la organización tras dos hechos puntuales luego del partido frente a Chile por las eliminatorias: un golpe a una cámara de televisión y el colocarse el trofeo de la Copa América en su zona genital, actitud que ya había demostrado en el mundial cuando recibió la premiación al mejor guardavalla ante los ojos del mundo, despertando polémica.

¿Habrá entendido por qué?

“Acepto la sanción de la FIFA y pido disculpas si ofendí a alguien, el momento de celebración es para hacer sonreír a muchos chicos y no faltar el respeto a nadie», declaró el jugador tras recibir el anuncio de la reciente sanción. Y continuó: «Nunca fue mi intención faltarle el respeto a nadie, ni entendía que un gesto bien recibido por la gente era ofensivo».

Creo que el hecho que ejemplarmente señala la Federación debe ser entendido en un sentido más amplio que el de la simple sanción por dos faltas cometidas contra un reglamento. Por cierto que considero sano que existan, aún en estos tiempos de gran confusión en el plano ético y del comportamiento, reglas comunes que deben ser, al menos, atendidas. Sin embargo, la medida aplicada sobre Martínez antes que nada debería ubicarlo al deportista en su lugar: él es un jugador de fútbol y es reconocido como un gran arquero. Su reconocimiento, por tanto, debería estar acotado a ese plano deportivo.

¿Por qué aprovecha el Dibu su popularidad para expandir mediante el reconocimiento que ostenta un gesto a sabiendas obseno? ¿Sabrá que así como puede «hacer reír a muchos» hace confundir a otros tantos? ¿No se habrá dado cuenta -después del ya desafortunado gesto en Qatar- que para muchos niños ese gesto significa una transgresión respecto a la educación recibida por sus familias y por la escuela? ¿No ha tenido tiempo de pensarlo? ¿O será que Martínez piensa en hacer reír a algunos pero no a todos? ¿O que simplemente no le da importancia a lo que piensa o siente una gran mayoría que no aprueba lo que hizo?

Últimos instantes de la final contra Francia. La atajada, decisiva, es considerada por muchos como la mejor de la historia

Creo que hay cosas sobre las que no merece hacer un gran análisis. Hay cosas que «están bien» y hay cosas que «están mal». Debatirlas sería perder el tiempo, retroceder. ¿Qué significa, de lo contrario, progresar? ¿Hacia dónde vamos y sobre qué bases? ¿Cuándo nos dedicaríamos si no, a debatir -y actuar- sobre lo que realmente es importante y necesario?

Es bueno, de cualquier modo, que la FIFA ponga un limite. Es bien sabido que hay sociedades más intransigentes que la actual argentina en cuestiones de ética y de moral, y la entidad en cuestión debe aplicar un criterio aceptado por todos. Es a lo que apunta el sentido común.

Por lo demás, me animo a pensar que Emiliano lo sabe y lo sabía. Ese gesto, especialmente el de la copa en su zona genital, no es aprobado por todos. Pensemos simplemente en qué diría una maestra de bien, frente a ese compartamiento realizado por un niño de seis años en primer grado. ¿Lo dejaría pasar como algo bueno?

Martínez: ubíquese. Es lo que me sale decirle. Ubíquese en su lugar: la alegría que puede despertar en nosotros, niños, jóvenes y más mayores, es acotada a lo que usted practica, y bien. Usted juega a la pelota; ataja. Siga haciéndolo bien y esfuércese por mejorar en lo suyo, como lo hace, de la mano de un esperable comportamiento en el común sentido de lo adecuado para cada situación.

Tampoco se vea en la necesidad de tener que alegrar a la gente más allá de lo que lo hace con una victoria en el campo de juego o una buena actuación. ¡Qué belleza el fútbol bien jugado! ¡Cuánto se disfruta! ¿Cree, Dibu, que necesitamos de usted más que eso?

En mi opinión, la medida de la FIFA es un aire fresco para la supervivencia del sentido común.

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