Pasó la fiesta y con ella el espectáculo de la juventud que ciertamente renueva el atractivo de nuestro balneario, y vuelve a poner en la escena nacional lo mejor de nosotros.
Sin embargo, cabe hacerse algunas preguntas, de autocrítica tal vez, para cuestionarnos qué estamos haciendo mal, en qué estamos fallando respecto a un mensaje tan actual y tan crítico como es el de la imperante necesidad de cuidar nuestro medio ambiente.
Las imágenes que circularon por las redes sociales y que compartimos, capturadas en el amanecer del último domingo, contrastan con eso que suele decirse acerca de los jóvenes de esta época: que ellos están en sintonía con el cuidado de la naturaleza; que tienen incorporada la sensibilidad hacia los espacios vivos; que sienten como propio el llamado para la sustentabilidad.
En algo estamos fallando. Sin duda, aun cuando personal de limpieza se abocó a la tarea de recolección antes de que toda la basura sea absorbida por el mar, mucho plástico, colillas, botellas y papel fue a parar donde no debía haber ido nunca.
¿Faltó prevención? ¿Faltó una campaña con un mensaje contundente para evitar lo que sucedió? ¿Faltaron concretamente espacios para arrojar residuos? ¿Falta, en general, educación?
Quizás sea la ocasión para descubrilo y actuar en consecuencia. Ahora nos estamos acercando a una nueva temporada, que promete una vez más números record de visitas y de afluencia turística.
Que podamos trabajar para que estas postales no vuelvan a circular. Y, por qué no, empezar desde ahora para que nuestros jóvenes, en la primavera del año próximo, vuelvan a sus casas con la plenitud de saber que, además de disfrutar, supieron estar a la altura de lo que el planeta, hoy más que nunca, nos demanda.