Jorge Fontevecchia plantea en la columna dominical de su periódico Perfil “cómo será el ‘mundo nuevo’ tras la huella duradera de una pandemia, que es el tema más abordado desde la confirmación de que funcionan las vacunas para combatirlo”.
Su artículo, que titula “Año cero”, inicia con una frase del autor indio Arundhati Roy: “Históricamente, las pandemias han obligado a los humanos a romper con el pasado e imaginar su mundo de nuevo. Este no es diferente. Es un portal, una puerta de enlace entre un mundo y el siguiente”.
Lo que viene
En lo medular de su nota, Fontevecchia resume el resultado de algunos estudios sobre “este tiempo que es vivido por mucha gente como una forma de renacimiento, un nuevo inicio que motivará balances y cambios de hábitos y comportamientos”:
“La revista The Economist consultó a cincuenta expertos y agrupó sus coincidencias, que se podrían sintetizar en: el trabajo a distancia llegó para quedarse, las oficinas gigantes se vaciarán; la mitad de los hoteles de trabajo cerrarán porque juntas y convenciones pasarán a realizarse por videoconferencias; las casas se adaptarán para pasar a ser también lugar de trabajo y se mudarán más lejos de los centros urbanos al no tener que cumplir tareas presenciales; la productividad no dependerá más de un jefe que controle sino de plataformas que medirán la cantidad o el resultado del trabajo; dará lo mismo que el personal sea nacional o extranjero; el turismo por entretenimiento regresará fortalecido por el deseo de ser parte de lo real y experimentar algo auténtico en un mundo cada vez más virtual».
“La gente preferirá pagar por servicios antes que regalar sus datos: ‘Las grandes marcas hoy valen por su credibilidad, todo se podrá copiar o replicar menos el prestigio’; para 2024 la inteligencia artificial sustituirá millones de trabajos generando una ola de despidos globales, no por razones cíclicas, sino estructurales de la economía; la educación no volverá a ser cien por ciento presencial y tendrá un modelo híbrido con su complemento a distancia; la medicina tampoco será solo presencial: una consulta por videollamada será progresivamente más habitual; el consumo se modificará: se venderán menos productos de lujo, se pagará por servicios que hoy se consumen gratuitamente y se ahorrará más.
“Otros pronósticos para 2024 indican que el comercio virtual superará al físico, se vaciarán los shoppings y la mitad de los locales: Facebook, Tik-Tok y YouTube saldrán a competir con Amazon y Mercado Libre. En contraposición a esta tendencia, todo lo que sea natural y saludable será más valorado: ‘Producir los propios alimentos, meditar y ejercitarse pasan a ser parte del día a día’, ser sano será el nuevo lujo, consumir lo local y lo reciclado será lo políticamente correcto”.
Año cero
“Paralelamente, Backslash, el área cultural de la agencia de publicidad mundial TBWA cuya filosofía es ser disruptiva, pronosticó cuarenta cambios culturales para fin de la pandemia a comienzos de 2021, al que llama ‘año cero’. Coincide con The Economist en ‘un redescubrimiento de lo local y de nuestras raíces, la vida simple ya no se considerará un sacrificio’; también en la revalorización de la privacidad frente a la extracción de datos personales a cambio de servicios gratuitos; y concluye previendo que empezó un proceso de sustitución del perfeccionismo y consumismo por una aceptación de los propios defectos con el crecimiento de valores como sustentabilidad, inclusión y equidad.
“La mirada de Backlash es más optimista que la de The Economist porque omite el costo de la pérdida inicial de los trabajos que generará la disrupción tecnológica. Aun para los más optimistas que defienden la teoría de la homeostasis del sistema económico, por el cual siempre se crearán trabajos nuevos para satisfacer nuevos deseos que sustituirán los extinguidos, habrá un interregno en esa transición. En el siglo XVIII la aparición de la máquina a vapor que dio comienzo a la era industrial produjo una generación de trabajadores desocupados hasta que la propia producción de riqueza creara las nuevas necesidades y sus empleos. Con la velocidad del siglo XXI no sufrirá una generación entera la desocupación pero durante cierta cantidad de años habrá una tensión entre destrucción y creación de empleo y administrarla será el gran desafío de la política y todos los gobiernos”.
En nuestro país
“¿Cómo podría ser un año cero en Argentina 2021? Probablemente los cambios políticos por venir no sucedan de arriba hacia abajo como con Perón, Cristina Kirchner o Macri creando un partido político, sino de abajo hacia arriba, con cambios que no podrán percibirse inicialmente en la superficie, que traerán consecuencias políticas que no podemos imaginar.
“Tanto The Economist como Backlash pronostican la decadencia de la grieta: ‘una cultura que anhela la autenticidad se libera de la polarización tóxica’. Ese sería un verdadero cambio de época política en Argentina. El impacto de la pandemia en la gente durante el último año generó un cisma emocional y social cuyas consecuencias están por verse, y mientras tanto, un cambio a la velocidad de la luz se está produciendo aquí y ahora”.
Fuente: perfil.com