Los pibes, Milstein y Favaloro

Los que venimos del siglo analógico nos fuimos adaptando a la era digital, pero es tan exponencial la velocidad de las transformaciones que cuesta seguirles el paso. Convivimos atrapados entre algoritmos, claves y contraseñas que hay que recordar y almacenar.

Token, gigas, teras, píxeles, la inteligencia artificial, el 5G y lo que nunca imaginamos y nos sorprenderá a la vuelta de la próxima esquina. En cambio, los jóvenes millennials están en su salsa, absorben como esponja la comprensión y el uso de las nuevas tecnologías.

Es evidente la brecha entre nosotros, analógicos del pasado, y los nativos digitales del nuevo milenio. Aparenta una grieta insalvable, pero depende de nosotros, padres o abuelos, hacer el esfuerzo para comunicarnos con hijos y nietos del modo y las formas que ellos utilizan.

Disfruto producir las historias con imágenes que se emiten en nuestro ciclo televisivo. Documentales de personas simples y sucesos cotidianos relatados con un lenguaje audiovisual intimista, pausado. Nada más alejado del formato del videoclip, tic tok y otras aplicaciones que utilizan y consumen los jóvenes de hoy.

Esta contraposición en la manera de contar una historia me inquietó la semana pasada en General Acha frente a alumnos de escuelas secundarias de la ciudad pampeana que colmaron el teatro de los salesianos para ver el documental que describe los años de René Favaloro en que fue médico en Arauz y su relación con médicos e instituciones de Bahía Blanca.

Un día antes lo proyectamos en Jacinto Arauz, pero allí la platea estuvo poblada de vecinos que en muchos casos fueron sus pacientes en los años que fue el médico del pueblo.

Fue una gran idea del municipio de General Acha acercar a los estudiantes secundarios para que conozcan el mundo Favaloro. Antes de la proyección me preguntaba si sabrían quién fue, de su paso por la provincia como médico rural, del desarrollo del bypass que salvó millones de vida en el planeta y del expreso deseo por escrito de que sus cenizas descansaran para siempre en suelo pampeano.

Me intrigaba si prestarían atención a un video de media hora de duración, cómo reaccionarían a nuestro estilo de relato, contracara del video clip que transcurre a toda máquina y es el formato con el que se sienten a gusto como peces en el agua.

Antes de la proyección decidí plantearles estas dudas. Reconocí el desafío pendiente de producir nuevos trabajos con un lenguaje audiovisual más afín y atractivo para ellos. Cara a cara describí gráficamente el extraordinario aporte de Favaloro. Comparé la arteria coronaria con un caño de agua de la casa donde viven, que obstruido por el sarro impide el paso del líquido, y el ingenio de Favaloro de recurrir a un tramo de vena de nuestra pierna y utilizarla como atajo o desvío para sortear el atasco y que la sangre fluya como antes.

Les recordé que esto que se conoce como bypass aorto coronario salvó la vida de millones de personas en el planeta y por eso es considerado uno de los 400 inventos más importantes de la historia de la humanidad. Al concluir la proyección, un joven se acercó a saludarme, me miraba en silencio y sin embargo comprendía su mensaje. No lo conocía, alcanzó a decirme, ahora se quién fue, seguiré leyendo sobre su vida. El video había despertado su interés, misión cumplida.

A los alumnos en la escuela les enseñan historia argentina, europea, antigua y medieval, moderna y contemporánea. ¿En alguna materia, plan de estudio o jornadas especiales abordan historias de vida y obra de vecinos ilustres del pueblo y la región donde habitan?

César Milstein nació en Bahía Blanca, el platense Favaloro estuvo más de una década en suelo pampeano. Milstein dejó la casa de sus padres para ir a estudiar química en la Universidad de Buenos Aires poco tiempo antes de que Favaloro llegara a Arauz recién recibido de médico en la Universidad La Plata. Se cruzaron en el camino, habitaron ciudades vecinas de la región.

Son nuestros y la escuela es el lugar para que conozcan y valoren el aporte de ambos a la ciencia y la humanidad. Los dos alcanzaron dimensión universal, el cardiocirujano con el bypass, el bahiense que obtuvo el premio Nobel por la invención de los anticuerpos monoclonales que revolucionaron la historia de la medicina.

En buena hora que los chicos aprendan de Favaloro y Milstein que todo se logra con trabajo y dedicación y que no todo en la vida se hace por dinero.

Será la mejor lección, estimulará sus ideales, los hará mejores ciudadanos y personas.

Foto del encabezado, Noticias del Sur online

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